jueves, 29 de noviembre de 2012

Para pensar: DELEGAR



Hoy, al empezar el 2do día de un curso de entrenamiento para nuevos managers, la instructora preguntó cual fue lo que más les impactó del primer día del curso. Una de mis compañeras de curso dijo “Aunque no tiene que ver directamente con el curso, lo que más me impresionó fue lo que dijo CONDI (refiriendose a mí: Con Dios y Con el Diablo). Su comentario sobre delegar y la familia me dejó pensando, en la noche lo discutí con mi esposo, y la verdad es que tiene mucho sentido”.

Durante el primer día del curso, nos explicaron conceptos clásicos: motivación, delegación, administración por objetivos, etc. tal vez nada nuevo para muchos.Al finalizar la sesión del día, estuvimos hablando sobre DELEGAR. Por que debemos delegar, y porque algunos no delegan. Entre las razones porque algunos NO delegan se mencionaban: Preferencia en hacer las cosas por nuestra cuenta porque lo hacemos más rápidamente, desconfianza en los subordinados para delegar, etc. Al finalizar el tema, la instructora (INST) me dice:
INST:  Condi, te observé un poco reservado cuando hablamos de este tema, como queriendo decir algo....
CONDI:         Bueno, yo tengo un modo particular de ver las cosas, tal vez no sea relevante (dentro de mí, me decía que por estar con Dios y con el Diablo, siempre veo las cosas desde otro punto de vista).
INST:  Por favor, explícanos cual es tu punto de vista...
CONDI:    Yo creo que la facilidad o dificultad de delegar no depende de lo explicado anteriormente, creo que depende más de la composición familiar...
INST:      Interesante. Nunca antes había escuchado algo así. Por favor explícanos.
CONDI:    Antes de explicarles, quisiera preguntarles algo (Eramos 6 personas en el curso incluyéndome). Cuantos de Uds. se sienten cortos al tratar de delegar? (3 personas levantaron la mano). Entonces yo diría que Uds. 3 tienen un hermano(a) mayor, mientras que ustedes 2 (que no levantaron la mano) son los mayores de sus hermanos.

Hubo un largo silencio. Después de cierto tiempo que me pareció una eternidad, uno de los 3 que levantó la mano dijo que era hijo único.

CONDI:    Toda regla tiene su excepción. Entonces Uds. 2 si tienen hermanos mayores, y Uds. (dirigiéndome hacia los 2 que no levantaron la mano) son los mayores. (Para mi sorpresa todos asintieron).
INST:      ¿Y como supiste eso?
CONDI:    Cuando uno tiene hermanos mayores, generalmente el hermano mayor es el que delega todo. No quiere hacer nada, y “manda” a sus hermanos menores a hacer esto o lo otro. Los menores siempre acatamos órdenes. Para los mayores, delegar (léase mandar) es un acto natural.
INST:      Condi, tengo que reconocer que tu teoría es para escribir todo un libro. Puedo preguntarte como te diste cuenta de esto. Tu eres ingeniero, no psicólogo.
CONDI:    Hace algún tiempo vi en la TV un especial sobre los deportistas japoneses que ganaron medalla de oro en las olimpiadas de Sydney. Este programa (aunque tengo que reconocer que mi credibilidad por los programas de TV es prácticamente nula) explicaba que el 90% de los deportistas que ganaron medalla de oro en Sydney NO eran el primogénito de la familia. En el caso de los deportistas, el que no es primogénito siempre compite con el mayor de los hermanos, no le gusta perder, y siempre está en el constante reto de ganarle al hermano mayor. Biológicamente, el hermano mayor es generalmente más pequeño que sus hermanos mayores, porque siendo el primogénito, el vientre de la madre no está desarrollado, el feto no tiene espacio para desarrollarse como lo tienen los siguientes hermanos.
INST:      Condi, solo tengo que decirte que con tu teoría, todo nuestro paradigma ha cambiado. Vamos a tener que actualizar nuestro curso. Pero, que hay acerca de ti? ¿Te sientes confortable delegando? ¿Tu eres el hermano mayor?
CONDI:    Yo soy el menor de todos mis hermanos, y me sentía incómodo al delegar.
INST:      ¿Como es eso de que te sentías? ¿Ahora yo no te sientes incómodo?
CONDI:    No.
INST:      ¿Y como hiciste para superarlo?
CONDI:    Gracias a mi abuelo y abuela.
INST:      Sigo sin entender.
CONDI:    Ellos me decían que yo siempre me salía con la mía. Si quieres hacerlo, lo harás. es cuestión de convicción.

Muchas gracias por tomarse la molestia de leernos.

RR

martes, 30 de octubre de 2012

KAJIMAYA- 97 años


Conversando con mi abuela (OBA) cuando tenía, tal vez, 6 años.

YO :   Oba, ¿y donde está tu mamá?
OBA :  Mi mamá ya murió. Ella murió cuando yo era chica.
YO :   Ah...y entonces, ¿Quien te cuidaba de chica?
OBA :  Mi hermana mayor. Ella era como 10 años mayor que yo, y fue como mi mamá.
YO :   ¿Y ella donde está?
OBA :  En Okinawa. Su esposo y su hijo murieron en la guerra. Vive sola, pero ella es bien fuerte, nos crió a todos los hermanos solita.
YO :   ¿Y algún día la conoceré?
OBA :  Ya te ha dicho tu Oji (abuelo) que tú siempre sales con la tuya, si tu quieres conocerla, la conocerás.
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Octubre 1,992. La hermana mayor de mi Oba, llamémosla la tía, cumplía 97 años de edad. Por casualidad, o ahora que lo pienso mejor, por gracia divina, mi madre se encontraba en Okinawa. Toda la familia se encontraba haciendo los preparativos para la fiesta del nonagésimo séptimo cumpleaños; y por lo que me contaba mi madre, la fiesta iba a ser a todo dar.

Dentro de la tradición Okinawense, la celebración de los 13, 25, 37, 49, 61, 73, 85 y 97 años son especiales. Al igual que el horóscopo (tanto el Oriental como el Occidental) que contiene 12 signos/símbolos, la celebración de los cumpleaños es en base a un ciclo de 12 años. Estos cumpleaños son llamados トゥシビー/Tushibii, en japonés 年日, la persona que esta en su “año” y en las celebraciones se le augura buena salud y mucha suerte.

La celebración de los 97 años se celebra el 7 de setiembre (Noveno mes séptimo día - 97- 97) del antiguo calendario (calendario lunar). Esta celebración es conocida como KAJIMAYA-ヤジマヤ, escribiéndose en japonés 風車-kazaguruma y significa “Molino de viento”. El molino de viento representa un juguete, se dice que la persona vuelve a renacer volviendo a ser niño. Como parte de la celebración, la agasajada es llevada en un “corso” en un auto abierto (camionetas en muchos casos) por las calles del vecindario, y todos los vecinos salen a felicitar al cumpleañero.

Mi madre me insinuó que debería estar presente en aquella celebración, al cual acepté sin la menor duda. Estar presente en un Kajimaya- sería una experiencia nueva. Cuando llegué a la fiesta, me dijeron que tenía que hablar, dar unas palabras en honor de la agasajada, la tía. Cuando miré hacia arriba buscando algún pretexto, me dijeron que sabían que yo venía desde el otro lado del mundo, por lo que me perdonarían cualquier falta que tuviese. Ya estaba allí, así que lo mejor era tomar alguna medida para esta situación de emergencia, me tomé un vaso de awamori, el licor de Okinawa. Inmediatamente, me dieron hasta ganas de bailar el “kachashi” pero me tuve que contener, ya que todavía no era el momento. Era el momento de hablar. Si no me equivoco, dije algo así como:
“Buenas noches a todos. Es para mi un honor estar en este lugar para celebrar los 97 años de la tía. Mi oba ya me había hablado de la tía, de lo fuerte que era y que mi Oba la consideraba, más que un hermana, su madre. Y ahora que mi madre se encuentra en Okinawa, mi madre me cuenta que conocer a la tía, fue como conocer a su abuela. La gran mayoría de los niseis, los hijos de los Japoneses que salieron fuera del Japón a buscar un futuro mejor, no conocieron a sus abuelos, pues sus abuelos se quedaron aquí. Los niseis solo conocen el amor de sus padres, pero no de sus abuelos. Yo como sansei, si tuve la suerte de conocer a mis abuelos. Es por eso que, veo que mi madre está doblemente contenta, por conocer a su tía, y conocer a su abuela”.

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En enero de 2,007, soñé que mi Oba me preguntaba cuando iba a regresar, lo que me hizo recordar una de las últimas conversaciones que tuvimos:

YO :   Oba, me voy a Japón a trabajar. Cuídate mucho.
OBA :  Cuídate tu también. Allá hace mucho frío, no como Uchina.
YO :   No se preocupe, solo va ser por 2 años.
OBA :  ¿2 años? Tu ya no regresar.
YO :   ¿Por que?
OBA :  Porque cuando nosotros viniendo, también pensó solo unos años nomas. Después guerra empezó, tu tía, tu mamá, fueron colegio nacional, no queriendo aprender japonés, así que quedo nomas. Tu ya queda allá seguro.
YO :   ...(Los años de experiencia de mi Oba fueron los que hablaron. Me quedé sin habla.)


Tres meses después, en abril de ese año, volví a tener el mismo sueño. Mi Oba permanecía en cama, ya no podía caminar, así que decidimos viajar a ver a mi Oba. Arreglamos los pasajes, los permisos en el trabajo, etc. Llegamos en los primeros días del mes de julio. Mi Oba se fue al cielo 6 días antes de que llegáramos.

Muchas Gracias por tomarse la molestia de leerme.

RR


martes, 23 de octubre de 2012

Para pensar: ¿Son las guerras inevitables?



Vivimos días que nunca antes habíamos imaginado. La segunda y tercera economías más grandes del planeta, China y Japón respectivamente, están en fricciones por unas pequeñas islas.

Creo que (casi) nadie quiere una guerra, la historia nos enseña que la guerra solo trae sufrimiento y destrucción; sin embargo, el ser humano siempre ha estado de guerra en guerra. Pero lo que no nos damos cuenta, es que, sin querer o sin saber, todos los días estamos envueltos en actividades que de alguna manera tienen relación con las guerras. Veamos.

Juegos Olímpicos. El sueño de todos los deportistas es llegar a competir en los Juegos Olímpicos siendo la maratón la prueba representativa. Cuenta la historia que Filípides corrió 42 Km para anunciar el triunfo de una guerra; otra versión es que recorrió 200 Km para pedir ayuda durante una batalla que estaban perdiendo para morir inmediatamente luego de llegar. Sea cual fuere la verdadera historia, la maratón se corre emulando un incidente de una batalla.

Himno Nacional. Los himnos nacionales son cantados en casi todas las ceremonias oficiales, y la aceptamos simplemente como la música oficial del país. Lo que no nos damos cuenta es que, según Wikipedia, muchos de los actuales himnos “adquirieron esa función después de conmemorar algún acontecimiento militar”. Por supuesto que depende del contenido del himno de cada país, pero en muchos casos, solo estamos entonando una canción que quizás inconscientemente nos está alentando a ir a la guerra.

Educación. Alvin Toffler, autor de los libros “La Tercera Ola” y “El Shock del Futuro”, sostiene que le sistema educativo público de las grandes potencias mundiales está diseñado para satisfacer las necesidades de cada país. Lamentablemente, las grandes potencias mundiales también necesitan mano de obra barata para las fábricas así como recursos humanos que no requieren de mucha preparación intelectual. Aunque Alvin Toffler no lo menciona explícitamente, creo que también se refiere a los futuros soldados dispuestos a dar la vida por su país.

Monumentos históricos. Hay muchos motivos por lo que se construyen monumentos, invirtiéndose dinero y recursos en grandes obras arquitectónicas de gran envergadura, donde se puede apreciar el ingenio y esfuerzo del ser humano. Dentro de la lista de “Patrimonio de la Humanidad” dela Unesco encontramos algunos relacionados a conflictos bélicos, tales como fortificaciones (de Panamá, La Habana-Cuba, Samaipata-Bolivia, Cartagena de Indias-Colombia, la Gran Muralla China, etc.)


Como vemos, sin querer, los resultados de los conflicto bélicos están a nuestro alrededor, por lo general, sin saber, las aceptamos y aprobamos. Ahora que ya lo sabemos, si queremos empezar a evitar las guerras o por lo menos, minimizarlas, pensemos bien antes de cantar el himno, o ir a visitar algún monumento histórico.

Muchas gracias por tomarse la molestia de leernos.

RR


domingo, 30 de septiembre de 2012

¿En qué se parecen?



Creo que muchos hemos pasado por la misma experiencia. Llegamos a Japón cuando a Sudamérica andaba mal: hiperinflación de Brasil, Argentina y Perú, terrorismo y guerrillas, corrupción, etc.

Japón “abría sus puertas” a sus descendientes a fines de los 80s; época en que la burbuja económica japonesa estaba en plena efervescencia. Para todos los visitantes en aquella época, Japón era el “país de los sueños”, el modelo perfecto. Sorprendía la limpieza de las calles, la puntualidad de los trenes, la tecnología de los artefactos eléctricos, y sobretodo, la gran cantidad de trabajo que había en ese entonces.

Hoy en día, si bien es cierto, Japón todavía tiene sorpresas, las diferencias con otros países se han acortado considerablemente, los artefactos eléctricos de tecnología de punta no se producen más en Japón, los trenes y subterráneos puntuales se ven en otras ciudades, etc.

La pregunta que todos nos hacíamos en ese entonces era ¿Por qué los japoneses pudieron llegar a donde llegaron?

En casi todas las reuniones escuchaba conversaciones sobre este tema y habían muchas debates y hasta acaloradas discusiones: la educación, la honestidad, la compleja religión de los japoneses, la histórica sociedad vertical a la que estuvieron sometidos durante siglos, etc. No es mi intención volver a hablar sobre este tema, pues nunca terminaríamos. Lo que quiero destacar en este post, es algo que todavía me sorprende del pueblo japonés.

Cada vez que veo un sembrío de girasoles, veo reflejado a los japoneses. ¿Uds. lo ven?



Después de algún tiempo de trabajar en Japón, algo que me parece muy peculiar es que en toda organización o grupo de japoneses (sea empresa, colegio, club deportivo y hasta organizaciones vecinales), “el 20% toma la decisión, el 80% la acepta, y todos miran al mismo lugar”, tal como los girasoles. En otros países, creo que ocurre lo contrario, mientras el 80% se pelea por tener el liderazgo, el 20% no sabe qué hacer, al final, nadie sabe a donde ir. El 80%-20% me parece que viene del “Principio de Pareto”.

Hasta hace 10 años, el modelo japonés era sinónimo de efectividad y eficiencia; hoy en día ha perdido competitividad ante los chinos, coreanos, etc. lo que significa que algo está fallando en el modelo japonés. Cuando la decisión es la correcta, y todos miran hacia el mismo objetivo, todo el grupo avanza velozmente; sin embargo, cuando la decisión tomada no es la apropiada, todos van por el camino equivocado ciegamente, y son muy pocos los que se preguntan hacia donde van.

Personalmente, me identifico como el girasol en la foto de abajo; siempre mirando hacia otro lado, pensando diferente, pero al final, arrasado por la mayoría.



 Muchas gracias por tomarse la molestia de leerme. 

RR

jueves, 30 de agosto de 2012

A quien tenerle miedo


Estamos escuchando últimamente muchas noticias de problemas limítrofes entre Japón y sus países vecinos, China y Corea. Estos incidentes me hacen recordar un viaje que hice a China en el año 2,007.


Corría el mes de octubre de 2,007. Había sido enviado por trabajo a China, a la ciudad de Shenzhen; zona industrial conocida por la concentración de fábricas de origen extranjero. Esta ciudad está al lado de Hong Kong, y la mayoría de la producción de Shenzhen es exportada a través de los puertos de este. Esta vez, tenía que supervisar las pruebas de fábrica de unos equipos que la compañía para quien trabajaba había adquirido recientemente. La fábrica era de una empresa norteamericana, quienes producían en China para exportar hacia otros países de la región. Estábamos en el pico de la burbuja inmobiliaria americana, y nadie se imaginaba en ese entonces que una compañía de la envergadura de Lehman Brothers podía ir a la bancarrota, todas las empresas invertían a diestra y siniestra, mientras reinaba la paz en la región.
Estuve esperando en el lobby del hotel a que me recogieran representantes de la fábrica, cuando veo aparecer a un joven de unos 23 años, con la apariencia de haberse recién graduado de la universidad (al que llamaré “el pata”), con un cartel en la mano y mi nombre escrito en el. Me acerco hacia él, y le digo en inglés que yo soy la persona que busca:
-     Good morning. I´m the person you are looking for (Buenos días. Yo soy la persona que está buscando)
-     Really? You look like Japanese and this name is not Japanese (De verdad? Tu pareces japonés, y este nombre no es japonés) – señalando mi nombre en el cartel que llevaba.
-     Yes, my name is not Japanese but I´m Japanese (Sí, mi nombre no es japonés, pero yo sí soy japonés).
-     I really hate the Japaneses. Let´s go to the factory then (Yo odio a los japoneses. Vamos a la fábrica).

Me quedé sorprendido. No estaba seguro si había escuchado bien, o si, mi inglés estaba fallando. Lo vi salir del lobby del hotel, y esperar en la zona donde se detienen los autos para dejar o subir pasajeros. No me quedó otro alternativa que seguirlo e ir con él a la fábrica. Subimos al auto, el pata se sentó en el asiento del copiloto, y yo me senté en el asiento posterior. Me explicó brevemente el programa del día, a qué hora empezaban las pruebas, etc. Luego continuó con la conversación previa:
-      ¿Sabes por qué odio a los japoneses?
-        No. ¿Por qué?
-      ¿Tú no sabes lo que Uds. nos hicieron en la guerra?
-      No. Yo no te hice nada porque eso pasó hace más de 60 años, y no creo que mi abuelo te haya hecho algo porque él no fue a la guerra. ¿Y tú como sabes que hicieron los japoneses hace 60 años atrás?
-      Porque lo he visto en documentales sobre la guerra en la televisión, mataron, violaron…

Vi en sus ojos una expresión de cólera; pensé en saltar del auto en ese momento pero el auto corría a más de 120Km/h por la autopista; si sobrevivía al salto, el auto que venía por detrás me chancaría, así que desistí de ser Tom Cruise al estilo Misión Imposible. Bueno, si se trataba de pelear, me sentía mucho mejor preparado que él. Entonces, decidí seguir la conversación.
-          ¿En la televisión?
-          Si, casi todos los días pasan esos documentales.
-          ¿Y tú crees todo lo que ves en la televisión?
-          Claro.
-          Bueno, yo no creo todo lo que veo. En la televisión, yo veo que en los parques de China se reúnen los ancianos a practicar Tai-chi…
-          Sí, eso es verdad.
-          Y cuando uno de esos ancianos te tocan, sales volando….
-          (cambiando radicalmente su expresión) Jajaja, eso es mentira
-          Ah…pero eso es lo que yo veo en la televisión
-          ¿De verdad?
-          Por supuesto. Yo te iba a preguntar donde se puede ver eso, pero si es mentira…
-          Jajaja, ni que los Chinos fuéramos como Superman.


A los pocos minutos llegamos a la fábrica. Al menos, había sobrevivido los primeros 40 minutos con el pata. Con sólo pensar que estaría cerca mío todo el día, me daban ganas de regresar al aeropuerto y tomar el primer avión de regreso. El pata desapareció durante el día, y pensé que iba a tener la suerte de no verlo más. Al terminar el día, firmamos todos los documentos de conformidad de las pruebas, el producto había pasado todos los requerimientos. Nos despedimos de los encargados, y me llevaron hasta la puerta para abordar el auto que me había traído. Sorpresa, allí estaba el pata, en el asiento del copiloto.

El pata me dice que su empresa lleva a sus invitados a cenar, y que aunque él no quiera, me va a llevar:

-     Bueno, mi empresa te invita a comer, no yo. ¿Que comida prefieres?
-    Gracias por tu amabilidad (ya estaba aprendiendo a ser diplomático), me gustaría probar algo de comida local.
-    Bueno, te voy a llevar a un buen restaurant.
-    
Comimos, tomamos, y conversamos sobre bastantes temas, pero yo tenía que sacarme el clavo. El pata ya estaba medio tomado cuando le pregunté:

-     Se nota que quieres a tu país, ¿que haces trabajando para una empresa extranjera?
-    Lo que pasa es que mi sueño era trabajar para el Gobierno, en un ministerio, u otra entidad pública.
-    Todavía eres joven, así que no pierdas las esperanzas.
-    Jajaja, para entrar a trabajar en el Gobierno, tienes que tener “vara”, un padrino, alguien que te presente, y ya está.
-    ¿Y no conoces a nadie?
-    Por supuesto que no. Si no, no estuviera aquí contigo.
-    Mmhhh... que pena... tu propio Gobierno destruyó tu sueño...
-     
Cuando el pata escuchó eso, se quedó inmóvil clavando los ojos en el piso. No se cuanto tiempo pasó, tal vez más de un minuto. En ese lapso, imaginé lo peor, pensé que iba a agarrarme a golpes, o que iba a sacar un cuchillo para matarme – ya me estaba preparando mentalmente, por primera vez podría hacer uso de mis conocimientos de artes marciales. Levantó la cabeza y me dijo sonriendo:

-   Me está empezando a gustar los japoneses.
-  

Si el pata supiera que yo no soy 100% japonés ni 100% extranjero, y que estoy con Dios y con el Diablo. El pata fue sólo uno de los 5 o 6 chinos con los que tuve contacto en ese viaje; me imagino que deben de haber muchos más como él, idiotizados con la televisión y los otros medios de comunicación controlados. Como me decían de chico: "Hay que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos".


Muchas gracias por tomarse la molestia de leerme.

RR