Mostrando entradas con la etiqueta guerra. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta guerra. Mostrar todas las entradas

sábado, 31 de mayo de 2014

LA OTRA MIGRACIÓN Y EL KARATE

Leyendo el blog “Jiritsu”, encontramos una entrada de la que habla acerca de la historia de los okinawenses en la zona de Kansai antes de la Segunda Guerra Mundial (LA "OTRA" MIGRACIÓN OKINAWENSE: (A PROPÓSITO DEL 115 ANIVERSARIODE LA PRIMERA LLEGADA DE JAPONESES AL PERÚ EN LA MODALIDAD POR CONTRATO DETRABAJO – 5 de abril de 2014).

Aquí un extracto de esa entrada:

“Pero, no solo la migración fue exclusivamente hacia el exterior; sino que también existió una migración dentro del mismo Japón, de la zona rural a la urbana, en busca de mejores oportunidades. Y esto fue lo que pasó con muchos okinawenses a inicios del siglo XX, quienes llegaron a Osaka, una ciudad conocida por albergar a muchas fábricas textiles, cuyos trabajadores- que mayormente eran mujeres- eran okinawenses, coreanos y campesinos japoneses.
Y como la historia siempre se repite, muchos habremos escuchado de la revolución industrial de inicios de siglo en Europa y los abusos que se cometían con sus trabajadores. Pues, casi lo mismo pasó con los trabajadores okinawenses, sobretodo entre las mujeres. (Recordando que el jornal es/estaba condicionado por la edad y género, es decir, resultaba más "económico" contratar a una mujer o, incluso, niña).
…..
Condiciones infrahumanas, largas jornadas de trabajo sin remuneración adicional e, incluso, discriminación. Tantos abusos que se han cometido y que, incluso, podemos escuchar en las noticias de nuestros días. Y esta "otra" inmigración okinawense, ¿ya la conocían?”


Y es justamente esta “otra migración” que hizo que el karate se expandiera por todo el mundo. Primero por todo el Japón, y luego al resto del mundo.
Hay dos historias, no muy comentadas,  referente al cómo el karate se hizo conocido fuera de su lugar de origen. Una de ellas saldrá publicada en la revista digital kantod.com próximamente. La otra es esta.


El karate se practica a través de diferentes estilos o escuelas. El karate más difundido hoy en día es la escuela Shotokan, fundada por Gichin Funakoshi. Otra de las escuelas difundida por todo el planeta es Uechi-ryu, fundado por Kanbun Uechi. (Hay decenas de páginas web con la historia de Kanbun Uechi). Kanbun Uechi nació en Izumi-Motobu en 1877, proveniente de una familia shizoku (samurái) quienes se dedicaban a la agricultura. Durante la era Meiji, el gobierno japonés desintegra la clase samurái, y muchas de estas familias empiezan con la agricultura. A los 20 años deja Okinawa, y en Fukien (China) perfecciona sus habilidades en artes marciales. Regresa a Okinawa en 1910, pero en el año 1924 se vio obligado a seguir la “otra” migración. Kanbun Uechi fue a trabajar a la fábrica textil Hinomaru Sangyo KK en Wakayama, prefectura vecina a Osaka, dejando a su familia en Okinawa y hospedándose en los dormitorios (/ryou) de dicha empresa.
Tal como menciona Jiritsu, la vida en dichas fábricas era dura, no solo las largas horas de trabajo, sino también el trato que recibían dentro de ella. Y fuera de ella también. Los okinawenses eran hostigados por grupos mafiosos quienes constantemente los asaltaban. Uno de estos grupos fue identificado como “waboudan” (1), aliados de los contratistas de las fábricas textiles, quienes cobraban comisiones por cada trabajador. Los okinawenses quienes conseguían entrar directamente a las fábricas, significaban menos ingreso para ellos.
Los uchinanchus tenían que salir en grupo para evitar los ataques, y algunos jóvenes, en lugar de amilanarse, se enfrentaban, terminando en una verdadera batalla campal. Aquí es donde empieza una de las leyendas urbanas sobre el karate okinawense.

La siguiente historia es la versión de un sensei de Uechi-ryu quien sobrevivió la guerra en Okinawa. En una de las batallas campales, Kanbun Uechi hizo frente a casi varias decenas de agresores quienes portaban palos y cadenas. Kanbun Uechi, en vez de salir a un campo abierto tal y como se ven en las películas de Kung-Fu, se ubicó en la oscura y estrecha entrada del dormitorio (2), solo era posible ser atacado por una persona al frente, y otra por detrás a la vez. El estilo Uechi-ryu es conocido por fortalecer el cuerpo como una piedra, resistir los más severos golpes, siendo sus golpes de corto alcance pero eficaces. Las cadenas y palos resultaron inservibles pues no había suficiente espacio para usarlos efectivamente. Apenas un agresor entraba al dormitorio, era derribado por un potente ataque de Kanbun. Mientras otros agresores ingresaban por la parte posterior del dormitorio, Kanbun ya había noqueado a unos cuantos. Los demás agresores nunca pudieron ver como sus compañeros fueron derribados, por lo que optaron por retirarse. Kanbun Uechi se había enfrentado a un gran número de agresores, y los había derrotado.

Esta historia se propagó por toda la zona, y los uchinanchus empezaron a ser respetados. La asociación de uchinanchus pidió a Kanbun Uechi y Chomo Motobu (hijo del fundador de Motobu-ryu, otro de los estilos/escuelas de karate, quien también se encontraba en la prefectura de Wakayama gracias a la “otra” migración) que negociaran con los maleantes, y les enseñaran karate. Los acosos terminaron y Kanbun Uechi empezó a enseñar karate sólo a un reducido grupo dentro del pequeño cuarto del ryou. La “Enciclopedia de Karate y Kobudo Okinawense” cuenta que Ryuyuu Tomoyose, el primer alumno de Kanbun Uechi, recolectó 150 yenes de 30 estudiantes que querían aprender karate y pagaron por adelantado (en aquella época el sueldo de un profesor principiante era de solo 35 yenes, la de un director de escuela era de 165 yenes, mientras que una cena en un restaurante de lujo costaba un yen). Kanbun Uechi rechazó el dinero, pero abrió la primera escuela de Uechi-ryu dentro de las instalaciones de la fábrica textil.

Muchas gracias por leernos.

RR

(1)  La “Enciclopedia de Karate y Kobudo Okinawense” (沖縄空手古武道事典/Okinawa Karate-Kobudo jiten) se refiere al grupo “waboudan” como “和防団”, pero otras fuentes se refieren a “和紡団”. Personalmente, creo que se escribe como la segunda opción.

(2)  El sensei de Uechi-ryu me explicaría después que muchas de las técnicas de karate han sido desarrolladas para pelear en la oscuridad, arrastrando los pies sin hacer ruido. Era común que los ataques en la antigüedad eran por las noches, y las superficies planas prácticamente no existían. 

martes, 23 de octubre de 2012

Para pensar: ¿Son las guerras inevitables?



Vivimos días que nunca antes habíamos imaginado. La segunda y tercera economías más grandes del planeta, China y Japón respectivamente, están en fricciones por unas pequeñas islas.

Creo que (casi) nadie quiere una guerra, la historia nos enseña que la guerra solo trae sufrimiento y destrucción; sin embargo, el ser humano siempre ha estado de guerra en guerra. Pero lo que no nos damos cuenta, es que, sin querer o sin saber, todos los días estamos envueltos en actividades que de alguna manera tienen relación con las guerras. Veamos.

Juegos Olímpicos. El sueño de todos los deportistas es llegar a competir en los Juegos Olímpicos siendo la maratón la prueba representativa. Cuenta la historia que Filípides corrió 42 Km para anunciar el triunfo de una guerra; otra versión es que recorrió 200 Km para pedir ayuda durante una batalla que estaban perdiendo para morir inmediatamente luego de llegar. Sea cual fuere la verdadera historia, la maratón se corre emulando un incidente de una batalla.

Himno Nacional. Los himnos nacionales son cantados en casi todas las ceremonias oficiales, y la aceptamos simplemente como la música oficial del país. Lo que no nos damos cuenta es que, según Wikipedia, muchos de los actuales himnos “adquirieron esa función después de conmemorar algún acontecimiento militar”. Por supuesto que depende del contenido del himno de cada país, pero en muchos casos, solo estamos entonando una canción que quizás inconscientemente nos está alentando a ir a la guerra.

Educación. Alvin Toffler, autor de los libros “La Tercera Ola” y “El Shock del Futuro”, sostiene que le sistema educativo público de las grandes potencias mundiales está diseñado para satisfacer las necesidades de cada país. Lamentablemente, las grandes potencias mundiales también necesitan mano de obra barata para las fábricas así como recursos humanos que no requieren de mucha preparación intelectual. Aunque Alvin Toffler no lo menciona explícitamente, creo que también se refiere a los futuros soldados dispuestos a dar la vida por su país.

Monumentos históricos. Hay muchos motivos por lo que se construyen monumentos, invirtiéndose dinero y recursos en grandes obras arquitectónicas de gran envergadura, donde se puede apreciar el ingenio y esfuerzo del ser humano. Dentro de la lista de “Patrimonio de la Humanidad” dela Unesco encontramos algunos relacionados a conflictos bélicos, tales como fortificaciones (de Panamá, La Habana-Cuba, Samaipata-Bolivia, Cartagena de Indias-Colombia, la Gran Muralla China, etc.)


Como vemos, sin querer, los resultados de los conflicto bélicos están a nuestro alrededor, por lo general, sin saber, las aceptamos y aprobamos. Ahora que ya lo sabemos, si queremos empezar a evitar las guerras o por lo menos, minimizarlas, pensemos bien antes de cantar el himno, o ir a visitar algún monumento histórico.

Muchas gracias por tomarse la molestia de leernos.

RR


jueves, 30 de agosto de 2012

A quien tenerle miedo


Estamos escuchando últimamente muchas noticias de problemas limítrofes entre Japón y sus países vecinos, China y Corea. Estos incidentes me hacen recordar un viaje que hice a China en el año 2,007.


Corría el mes de octubre de 2,007. Había sido enviado por trabajo a China, a la ciudad de Shenzhen; zona industrial conocida por la concentración de fábricas de origen extranjero. Esta ciudad está al lado de Hong Kong, y la mayoría de la producción de Shenzhen es exportada a través de los puertos de este. Esta vez, tenía que supervisar las pruebas de fábrica de unos equipos que la compañía para quien trabajaba había adquirido recientemente. La fábrica era de una empresa norteamericana, quienes producían en China para exportar hacia otros países de la región. Estábamos en el pico de la burbuja inmobiliaria americana, y nadie se imaginaba en ese entonces que una compañía de la envergadura de Lehman Brothers podía ir a la bancarrota, todas las empresas invertían a diestra y siniestra, mientras reinaba la paz en la región.
Estuve esperando en el lobby del hotel a que me recogieran representantes de la fábrica, cuando veo aparecer a un joven de unos 23 años, con la apariencia de haberse recién graduado de la universidad (al que llamaré “el pata”), con un cartel en la mano y mi nombre escrito en el. Me acerco hacia él, y le digo en inglés que yo soy la persona que busca:
-     Good morning. I´m the person you are looking for (Buenos días. Yo soy la persona que está buscando)
-     Really? You look like Japanese and this name is not Japanese (De verdad? Tu pareces japonés, y este nombre no es japonés) – señalando mi nombre en el cartel que llevaba.
-     Yes, my name is not Japanese but I´m Japanese (Sí, mi nombre no es japonés, pero yo sí soy japonés).
-     I really hate the Japaneses. Let´s go to the factory then (Yo odio a los japoneses. Vamos a la fábrica).

Me quedé sorprendido. No estaba seguro si había escuchado bien, o si, mi inglés estaba fallando. Lo vi salir del lobby del hotel, y esperar en la zona donde se detienen los autos para dejar o subir pasajeros. No me quedó otro alternativa que seguirlo e ir con él a la fábrica. Subimos al auto, el pata se sentó en el asiento del copiloto, y yo me senté en el asiento posterior. Me explicó brevemente el programa del día, a qué hora empezaban las pruebas, etc. Luego continuó con la conversación previa:
-      ¿Sabes por qué odio a los japoneses?
-        No. ¿Por qué?
-      ¿Tú no sabes lo que Uds. nos hicieron en la guerra?
-      No. Yo no te hice nada porque eso pasó hace más de 60 años, y no creo que mi abuelo te haya hecho algo porque él no fue a la guerra. ¿Y tú como sabes que hicieron los japoneses hace 60 años atrás?
-      Porque lo he visto en documentales sobre la guerra en la televisión, mataron, violaron…

Vi en sus ojos una expresión de cólera; pensé en saltar del auto en ese momento pero el auto corría a más de 120Km/h por la autopista; si sobrevivía al salto, el auto que venía por detrás me chancaría, así que desistí de ser Tom Cruise al estilo Misión Imposible. Bueno, si se trataba de pelear, me sentía mucho mejor preparado que él. Entonces, decidí seguir la conversación.
-          ¿En la televisión?
-          Si, casi todos los días pasan esos documentales.
-          ¿Y tú crees todo lo que ves en la televisión?
-          Claro.
-          Bueno, yo no creo todo lo que veo. En la televisión, yo veo que en los parques de China se reúnen los ancianos a practicar Tai-chi…
-          Sí, eso es verdad.
-          Y cuando uno de esos ancianos te tocan, sales volando….
-          (cambiando radicalmente su expresión) Jajaja, eso es mentira
-          Ah…pero eso es lo que yo veo en la televisión
-          ¿De verdad?
-          Por supuesto. Yo te iba a preguntar donde se puede ver eso, pero si es mentira…
-          Jajaja, ni que los Chinos fuéramos como Superman.


A los pocos minutos llegamos a la fábrica. Al menos, había sobrevivido los primeros 40 minutos con el pata. Con sólo pensar que estaría cerca mío todo el día, me daban ganas de regresar al aeropuerto y tomar el primer avión de regreso. El pata desapareció durante el día, y pensé que iba a tener la suerte de no verlo más. Al terminar el día, firmamos todos los documentos de conformidad de las pruebas, el producto había pasado todos los requerimientos. Nos despedimos de los encargados, y me llevaron hasta la puerta para abordar el auto que me había traído. Sorpresa, allí estaba el pata, en el asiento del copiloto.

El pata me dice que su empresa lleva a sus invitados a cenar, y que aunque él no quiera, me va a llevar:

-     Bueno, mi empresa te invita a comer, no yo. ¿Que comida prefieres?
-    Gracias por tu amabilidad (ya estaba aprendiendo a ser diplomático), me gustaría probar algo de comida local.
-    Bueno, te voy a llevar a un buen restaurant.
-    
Comimos, tomamos, y conversamos sobre bastantes temas, pero yo tenía que sacarme el clavo. El pata ya estaba medio tomado cuando le pregunté:

-     Se nota que quieres a tu país, ¿que haces trabajando para una empresa extranjera?
-    Lo que pasa es que mi sueño era trabajar para el Gobierno, en un ministerio, u otra entidad pública.
-    Todavía eres joven, así que no pierdas las esperanzas.
-    Jajaja, para entrar a trabajar en el Gobierno, tienes que tener “vara”, un padrino, alguien que te presente, y ya está.
-    ¿Y no conoces a nadie?
-    Por supuesto que no. Si no, no estuviera aquí contigo.
-    Mmhhh... que pena... tu propio Gobierno destruyó tu sueño...
-     
Cuando el pata escuchó eso, se quedó inmóvil clavando los ojos en el piso. No se cuanto tiempo pasó, tal vez más de un minuto. En ese lapso, imaginé lo peor, pensé que iba a agarrarme a golpes, o que iba a sacar un cuchillo para matarme – ya me estaba preparando mentalmente, por primera vez podría hacer uso de mis conocimientos de artes marciales. Levantó la cabeza y me dijo sonriendo:

-   Me está empezando a gustar los japoneses.
-  

Si el pata supiera que yo no soy 100% japonés ni 100% extranjero, y que estoy con Dios y con el Diablo. El pata fue sólo uno de los 5 o 6 chinos con los que tuve contacto en ese viaje; me imagino que deben de haber muchos más como él, idiotizados con la televisión y los otros medios de comunicación controlados. Como me decían de chico: "Hay que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos".


Muchas gracias por tomarse la molestia de leerme.

RR