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sábado, 24 de febrero de 2018

DIALOGOS CON MI MAESTRO - Estrategias



Después de algún tiempo, regreso a las prácticas de artes marciales, y mi maestro me recibe con sabia mirada.

-       Bienvenido. Ya sé que has estado ocupado y por eso no has venido estos últimos meses.
-       Gracias. Sí, discúlpeme por no haber venido estos días.
-       No tienes por qué disculparte. Cuando tu vienes a practicar, el único que se perjudica eres tú, no yo.
-       Así es. Lamentablemente, he tenido mucho trabajo y….
-       Yo diría “felizmente”. En estos últimos meses, muchas personas están ocupadas, lo cual me parece bueno.
-       Felizmente… Sí, pero ahora estamos discutiendo lo mismo por meses… la estrategia que he estado proponiendo no es bien recibido por la gerencia general. Dicen que tiene solo 40% de probabilidad de éxito, mientras que la de mi colega tiene 50% de probabilidades….
-       A ver… si al usar tus puños tienes 40% de probabilidad, y al usar tus patadas tienes 50% de derrotar a tu oponente, ¿qué haces?
-       El sentido común me dice que use mis patadas, pero como Ud. siempre me enseña lo contrario, usaría mis puños…
-       En este caso estas equivocado. Los puños y las patadas, finalmente, tienen la misma posibilidad…
-       ¿Por qué?
-       Porque si usas tus puños, 3 veces podrás derrotar a tu oponente. Usa tus patadas 2 veces, y vencerás. Acuérdate que la perseverancia es la mejor estrategia.



Muchas gracias por leernos.

RR

sábado, 31 de mayo de 2014

LA OTRA MIGRACIÓN Y EL KARATE

Leyendo el blog “Jiritsu”, encontramos una entrada de la que habla acerca de la historia de los okinawenses en la zona de Kansai antes de la Segunda Guerra Mundial (LA "OTRA" MIGRACIÓN OKINAWENSE: (A PROPÓSITO DEL 115 ANIVERSARIODE LA PRIMERA LLEGADA DE JAPONESES AL PERÚ EN LA MODALIDAD POR CONTRATO DETRABAJO – 5 de abril de 2014).

Aquí un extracto de esa entrada:

“Pero, no solo la migración fue exclusivamente hacia el exterior; sino que también existió una migración dentro del mismo Japón, de la zona rural a la urbana, en busca de mejores oportunidades. Y esto fue lo que pasó con muchos okinawenses a inicios del siglo XX, quienes llegaron a Osaka, una ciudad conocida por albergar a muchas fábricas textiles, cuyos trabajadores- que mayormente eran mujeres- eran okinawenses, coreanos y campesinos japoneses.
Y como la historia siempre se repite, muchos habremos escuchado de la revolución industrial de inicios de siglo en Europa y los abusos que se cometían con sus trabajadores. Pues, casi lo mismo pasó con los trabajadores okinawenses, sobretodo entre las mujeres. (Recordando que el jornal es/estaba condicionado por la edad y género, es decir, resultaba más "económico" contratar a una mujer o, incluso, niña).
…..
Condiciones infrahumanas, largas jornadas de trabajo sin remuneración adicional e, incluso, discriminación. Tantos abusos que se han cometido y que, incluso, podemos escuchar en las noticias de nuestros días. Y esta "otra" inmigración okinawense, ¿ya la conocían?”


Y es justamente esta “otra migración” que hizo que el karate se expandiera por todo el mundo. Primero por todo el Japón, y luego al resto del mundo.
Hay dos historias, no muy comentadas,  referente al cómo el karate se hizo conocido fuera de su lugar de origen. Una de ellas saldrá publicada en la revista digital kantod.com próximamente. La otra es esta.


El karate se practica a través de diferentes estilos o escuelas. El karate más difundido hoy en día es la escuela Shotokan, fundada por Gichin Funakoshi. Otra de las escuelas difundida por todo el planeta es Uechi-ryu, fundado por Kanbun Uechi. (Hay decenas de páginas web con la historia de Kanbun Uechi). Kanbun Uechi nació en Izumi-Motobu en 1877, proveniente de una familia shizoku (samurái) quienes se dedicaban a la agricultura. Durante la era Meiji, el gobierno japonés desintegra la clase samurái, y muchas de estas familias empiezan con la agricultura. A los 20 años deja Okinawa, y en Fukien (China) perfecciona sus habilidades en artes marciales. Regresa a Okinawa en 1910, pero en el año 1924 se vio obligado a seguir la “otra” migración. Kanbun Uechi fue a trabajar a la fábrica textil Hinomaru Sangyo KK en Wakayama, prefectura vecina a Osaka, dejando a su familia en Okinawa y hospedándose en los dormitorios (/ryou) de dicha empresa.
Tal como menciona Jiritsu, la vida en dichas fábricas era dura, no solo las largas horas de trabajo, sino también el trato que recibían dentro de ella. Y fuera de ella también. Los okinawenses eran hostigados por grupos mafiosos quienes constantemente los asaltaban. Uno de estos grupos fue identificado como “waboudan” (1), aliados de los contratistas de las fábricas textiles, quienes cobraban comisiones por cada trabajador. Los okinawenses quienes conseguían entrar directamente a las fábricas, significaban menos ingreso para ellos.
Los uchinanchus tenían que salir en grupo para evitar los ataques, y algunos jóvenes, en lugar de amilanarse, se enfrentaban, terminando en una verdadera batalla campal. Aquí es donde empieza una de las leyendas urbanas sobre el karate okinawense.

La siguiente historia es la versión de un sensei de Uechi-ryu quien sobrevivió la guerra en Okinawa. En una de las batallas campales, Kanbun Uechi hizo frente a casi varias decenas de agresores quienes portaban palos y cadenas. Kanbun Uechi, en vez de salir a un campo abierto tal y como se ven en las películas de Kung-Fu, se ubicó en la oscura y estrecha entrada del dormitorio (2), solo era posible ser atacado por una persona al frente, y otra por detrás a la vez. El estilo Uechi-ryu es conocido por fortalecer el cuerpo como una piedra, resistir los más severos golpes, siendo sus golpes de corto alcance pero eficaces. Las cadenas y palos resultaron inservibles pues no había suficiente espacio para usarlos efectivamente. Apenas un agresor entraba al dormitorio, era derribado por un potente ataque de Kanbun. Mientras otros agresores ingresaban por la parte posterior del dormitorio, Kanbun ya había noqueado a unos cuantos. Los demás agresores nunca pudieron ver como sus compañeros fueron derribados, por lo que optaron por retirarse. Kanbun Uechi se había enfrentado a un gran número de agresores, y los había derrotado.

Esta historia se propagó por toda la zona, y los uchinanchus empezaron a ser respetados. La asociación de uchinanchus pidió a Kanbun Uechi y Chomo Motobu (hijo del fundador de Motobu-ryu, otro de los estilos/escuelas de karate, quien también se encontraba en la prefectura de Wakayama gracias a la “otra” migración) que negociaran con los maleantes, y les enseñaran karate. Los acosos terminaron y Kanbun Uechi empezó a enseñar karate sólo a un reducido grupo dentro del pequeño cuarto del ryou. La “Enciclopedia de Karate y Kobudo Okinawense” cuenta que Ryuyuu Tomoyose, el primer alumno de Kanbun Uechi, recolectó 150 yenes de 30 estudiantes que querían aprender karate y pagaron por adelantado (en aquella época el sueldo de un profesor principiante era de solo 35 yenes, la de un director de escuela era de 165 yenes, mientras que una cena en un restaurante de lujo costaba un yen). Kanbun Uechi rechazó el dinero, pero abrió la primera escuela de Uechi-ryu dentro de las instalaciones de la fábrica textil.

Muchas gracias por leernos.

RR

(1)  La “Enciclopedia de Karate y Kobudo Okinawense” (沖縄空手古武道事典/Okinawa Karate-Kobudo jiten) se refiere al grupo “waboudan” como “和防団”, pero otras fuentes se refieren a “和紡団”. Personalmente, creo que se escribe como la segunda opción.

(2)  El sensei de Uechi-ryu me explicaría después que muchas de las técnicas de karate han sido desarrolladas para pelear en la oscuridad, arrastrando los pies sin hacer ruido. Era común que los ataques en la antigüedad eran por las noches, y las superficies planas prácticamente no existían. 

miércoles, 9 de octubre de 2013

Diálogos con mi Maestro: OMOIYARI (思いやり)

Un reciente diálogo con mi maestro de artes marciales y yo.

Al terminar la práctica del día, mi maestro dice:
-    Hoy has estado distraído. ¿En qué has estado pensando?
Ah… este… bueno… en muchas cosas que no tienen relación con lo que practicamos contesto algo sorprendido.
-    Si te puedo ayudar en algo, me encantaría…
-    Tal vez me pueda ayudar. Estuve conversando con unos amigos del por qué jóvenes de nuestro alrededor están abandonando los estudios; los padres se esfuerzan mucho para enviarlos a la secundaria superior, y muchos simplemente abandonan los estudios.

Unos días atrás, un amigo de la familia comentaba que su hijo se negaba a seguir estudiando, a pesar de que nunca tuvo problemas de rendimiento ni de hostigamiento, ni en la primaria ni en la secundaria.

-    ¿Qué pasaría si siempre te quejas de este dojo y traes a tus hijos a practicar? - añadió el maestro.
-    Si me quejaría de este dojo, simplemente no vendría, y nos los traería tampoco.
-    ¿Y qué pasaría si tuvieras que enviarlos obligatoriamente? -insistió.
-    No tendría otra opción, y los enviaría.
-    ¿Y tú crees que tus hijos continuarían o dejarían el dojo?
-    O se aburrirían, o se revelarían, pero tarde o temprano dejarían de venir.
-    ¿Ahora entiendes lo que te quiero decir?

Pensé: “Si me quejo del dojo, mis hijos observarán que el venir no tiene importancia; si queremos que nuestros hijos continúen con sus estudios, deberíamos mostrarles la importancia de asistir a la escuela”.

-        Tal vez… ¿Me quiere decir que el problema no está en los hijos, sino en los padres? - pregunté.
-      Efectivamente. Si nuestros hijos están siempre observando que no estamos conformes con algo, terminarán en contra de eso.
-      Entonces, ¿qué debemos hacer? ¿No quejarnos?
-      Primero, no criticar delante de los hijos y dejarlos que ellos se formen su propia opinión. Y segundo, antes de criticar, debemos de tratar de entender el por qué de las cosas, viendo las cosas desde el punto de vista del otro. A eso le llamamos OMOIYARI —思いやり—consideración, empatía.
-      Gracias Maestro. La lección de hoy ha sido muy valiosa.

Muchas gracias por tomarse la molestia de leernos.

RR


 Artículo publicado en Kantod.com el 9 de octubre de 2013.

jueves, 25 de julio de 2013

Diálogos con mi Maestro - POSTURA II

(Publicada en Kantō el 25 de Julio de 2,013)

Un reciente diálogo con mi maestro de artes marciales (MA) y yo.

YO:    Ud. siempre repite que lo básico son tres cosas: Shiseí姿勢-Postura, Metsuké目付-Mirada y Zanshín残心-Permanecer alerta…
MA:    Así es. Y no solo es cuando practicamos artes marciales…
YO:    Eso es lo que quería preguntarle. Todavía no entiendo por qué estas tres cosas son importantes.
MA:    ¿Has visto alguna vez a algún furyó不良-maleante que tenga buena postura?
YO:    Por lo general los malos tienen mala postura…
MA:    ¿Y cómo miran? ¿Miran directamente? ¿O miran de reojo?
YO:    De reojo.
MA:    Imagínate que estás entrevistando a 2 personas para un trabajo; uno se sienta encorvado y mirando de reojo, mientras que el otro se sienta derecho y mirando fijamente a los ojos. ¿Quién….
YO:    Por supuesto que el que tiene buena postura
MA:    ¿Entiendes ahora?
YO:    Lo de la postura y la mirada, si está claro; pero no entiendo lo de “permanecer alerta”
MA:    Probablemente sea una mala traducción de algunos que piensan que las artes marciales solo sirven para defenderse y atacar agresiones físicas. “Zan” significa “nokorú”/quedarse/permanecer; “Shin” significa “kokoró”. Kokoró significa muchas cosas, pero por lo general, se podría interpretar como “sentimiento”.
YO:    ¿?
MA:    En el caso anterior de los entrevistados para un trabajo, la interpretación de “zanshín” sería que después de la entrevista, “permanezcan con el mismo sentimiento” con el que hicieron la entrevista. Si después de la entrevista, su actitud cambia, y empiezan con una mala postura, mirando con malos ojos su nuevo trabajo; no van a llegar lejos.


Muchas gracias por tomarse la molestia de leernos.


RR