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miércoles, 12 de noviembre de 2014

Costumbres okinawenses

     Hace poco falleció un familiar cercano, y me hizo recordar muchas de las costumbres que todavía se conservan en Okinawa. He aquí algunas de estas costumbres:
  • Los billetes del kooden (香典 – dinero de condolencia) no tienen que ser nuevos, mientras que para los billetes del shuugui (祝儀 – obsequio de matrimonio) si tienen que ser nuevos (un matrimonio es motivo de alegría y todo debe ser nuevo, un velatorio es todo lo contrario).
  • En el kooden, la cara principal del billete se coloca boca abajo, o doblado (la cara del personaje del billete no debe aparecer).
  • Evitar montos de dinero que contengan el número 4 o 9 (por ejemplo 9 000 yenes o 40 dólares. Un homónimo del número 4 es “muerte” mientras que del número 9 es “sufrimiento”).
  • Las mujeres en dulce espera y personas en su año (que cumplen 12, 24, 36, 48, etc.) pueden asistir al velorio pero no van al cementerio. (Ir al cementerio les traerá mala suerte).
  • El camino de regreso del cementerio tiene que ser diferente al de ida. Si se regresa por el mismo camino, es recomendable detenerse en algún lugar, de compras o para comer. (Si algún alma los persigue, se quedará en el camino, y no nos perseguirá hasta casa).
  • No apagar el osenko (お線香/incienso) soplándolo, sino abanicándolo con la mano. (Soplar delante de un altar es considerado mala educación. Mi maestro de artes marciales dice que lo último que hace todo ser humano antes de morir es expirar, por lo que se debe evitar soplar durante el velatorio).
  • Cuando vamos en auto y vemos una carroza, nunca hay que adelantarlo. (Si pasamos a una carroza, llegaremos antes al cementerio, no necesariamente vivos).

      Mi suegro falleció hace algunas semanas. De acuerdo a las costumbres okinawenses, influenciadas por el budismo, cada 7 días durante 7 semanas, es decir 49 días, se realiza una ceremonia, mientras su alma todavía esta entre nosotros. Después de los 49 días, su alma se irá a descansar definitivamente.

      Lamentablemente, no podemos asistir a estas ceremonias, pero desde el otro lado de la tierra, estaremos en contacto.

      Gracias por contarme historias de la guerra en Okinawa; las películas de guerra nunca podrán hacernos sentir lo vivido esos días, los mejores efectos especiales podrán engañar a nuestros ojos y oídos, pero el olor de sangre y carne en las cuevas, esta todavía lejos de ser reproducido. Gracias por contarme historias como la de Choki Motobu (del cual ya escribí hace poco) o “Ichiman-magi (El grandulón de Itoman)”, o del Robin Hood uchinanchu “untamaguirú”.

      Si no hubiera sido por ti, nunca hubiera escuchado de Kamejiro Senaga o Chobyo Yara. Me contaste que tu primer chocolate y goma de mascar lo probaste a los 8 años, gracias a un soldado americano. Cuando estuvimos viendo un programa de televisión sobre la guerra de Vietnam, vimos que los soldados americanos hacían lo mismo con los niños vietnamitas. Allí coincidimos que no lo hacían por buena gente, sino por comprarse la simpatía de los locales.

      Gracias por contarme detalles de la emigración; la fiebre de Uruma, las colonias Okinawa y por qué tu padre no pudo emigrar junto a todos ustedes por haber perdido una pierna durante la guerra, los inválidos estaban impedidos de emigrar. Disfruta de tus últimos dias con nosotros, y descansa en paz.

     Muchas gracias por leernos.

 RR

sábado, 31 de mayo de 2014

LA OTRA MIGRACIÓN Y EL KARATE

Leyendo el blog “Jiritsu”, encontramos una entrada de la que habla acerca de la historia de los okinawenses en la zona de Kansai antes de la Segunda Guerra Mundial (LA "OTRA" MIGRACIÓN OKINAWENSE: (A PROPÓSITO DEL 115 ANIVERSARIODE LA PRIMERA LLEGADA DE JAPONESES AL PERÚ EN LA MODALIDAD POR CONTRATO DETRABAJO – 5 de abril de 2014).

Aquí un extracto de esa entrada:

“Pero, no solo la migración fue exclusivamente hacia el exterior; sino que también existió una migración dentro del mismo Japón, de la zona rural a la urbana, en busca de mejores oportunidades. Y esto fue lo que pasó con muchos okinawenses a inicios del siglo XX, quienes llegaron a Osaka, una ciudad conocida por albergar a muchas fábricas textiles, cuyos trabajadores- que mayormente eran mujeres- eran okinawenses, coreanos y campesinos japoneses.
Y como la historia siempre se repite, muchos habremos escuchado de la revolución industrial de inicios de siglo en Europa y los abusos que se cometían con sus trabajadores. Pues, casi lo mismo pasó con los trabajadores okinawenses, sobretodo entre las mujeres. (Recordando que el jornal es/estaba condicionado por la edad y género, es decir, resultaba más "económico" contratar a una mujer o, incluso, niña).
…..
Condiciones infrahumanas, largas jornadas de trabajo sin remuneración adicional e, incluso, discriminación. Tantos abusos que se han cometido y que, incluso, podemos escuchar en las noticias de nuestros días. Y esta "otra" inmigración okinawense, ¿ya la conocían?”


Y es justamente esta “otra migración” que hizo que el karate se expandiera por todo el mundo. Primero por todo el Japón, y luego al resto del mundo.
Hay dos historias, no muy comentadas,  referente al cómo el karate se hizo conocido fuera de su lugar de origen. Una de ellas saldrá publicada en la revista digital kantod.com próximamente. La otra es esta.


El karate se practica a través de diferentes estilos o escuelas. El karate más difundido hoy en día es la escuela Shotokan, fundada por Gichin Funakoshi. Otra de las escuelas difundida por todo el planeta es Uechi-ryu, fundado por Kanbun Uechi. (Hay decenas de páginas web con la historia de Kanbun Uechi). Kanbun Uechi nació en Izumi-Motobu en 1877, proveniente de una familia shizoku (samurái) quienes se dedicaban a la agricultura. Durante la era Meiji, el gobierno japonés desintegra la clase samurái, y muchas de estas familias empiezan con la agricultura. A los 20 años deja Okinawa, y en Fukien (China) perfecciona sus habilidades en artes marciales. Regresa a Okinawa en 1910, pero en el año 1924 se vio obligado a seguir la “otra” migración. Kanbun Uechi fue a trabajar a la fábrica textil Hinomaru Sangyo KK en Wakayama, prefectura vecina a Osaka, dejando a su familia en Okinawa y hospedándose en los dormitorios (/ryou) de dicha empresa.
Tal como menciona Jiritsu, la vida en dichas fábricas era dura, no solo las largas horas de trabajo, sino también el trato que recibían dentro de ella. Y fuera de ella también. Los okinawenses eran hostigados por grupos mafiosos quienes constantemente los asaltaban. Uno de estos grupos fue identificado como “waboudan” (1), aliados de los contratistas de las fábricas textiles, quienes cobraban comisiones por cada trabajador. Los okinawenses quienes conseguían entrar directamente a las fábricas, significaban menos ingreso para ellos.
Los uchinanchus tenían que salir en grupo para evitar los ataques, y algunos jóvenes, en lugar de amilanarse, se enfrentaban, terminando en una verdadera batalla campal. Aquí es donde empieza una de las leyendas urbanas sobre el karate okinawense.

La siguiente historia es la versión de un sensei de Uechi-ryu quien sobrevivió la guerra en Okinawa. En una de las batallas campales, Kanbun Uechi hizo frente a casi varias decenas de agresores quienes portaban palos y cadenas. Kanbun Uechi, en vez de salir a un campo abierto tal y como se ven en las películas de Kung-Fu, se ubicó en la oscura y estrecha entrada del dormitorio (2), solo era posible ser atacado por una persona al frente, y otra por detrás a la vez. El estilo Uechi-ryu es conocido por fortalecer el cuerpo como una piedra, resistir los más severos golpes, siendo sus golpes de corto alcance pero eficaces. Las cadenas y palos resultaron inservibles pues no había suficiente espacio para usarlos efectivamente. Apenas un agresor entraba al dormitorio, era derribado por un potente ataque de Kanbun. Mientras otros agresores ingresaban por la parte posterior del dormitorio, Kanbun ya había noqueado a unos cuantos. Los demás agresores nunca pudieron ver como sus compañeros fueron derribados, por lo que optaron por retirarse. Kanbun Uechi se había enfrentado a un gran número de agresores, y los había derrotado.

Esta historia se propagó por toda la zona, y los uchinanchus empezaron a ser respetados. La asociación de uchinanchus pidió a Kanbun Uechi y Chomo Motobu (hijo del fundador de Motobu-ryu, otro de los estilos/escuelas de karate, quien también se encontraba en la prefectura de Wakayama gracias a la “otra” migración) que negociaran con los maleantes, y les enseñaran karate. Los acosos terminaron y Kanbun Uechi empezó a enseñar karate sólo a un reducido grupo dentro del pequeño cuarto del ryou. La “Enciclopedia de Karate y Kobudo Okinawense” cuenta que Ryuyuu Tomoyose, el primer alumno de Kanbun Uechi, recolectó 150 yenes de 30 estudiantes que querían aprender karate y pagaron por adelantado (en aquella época el sueldo de un profesor principiante era de solo 35 yenes, la de un director de escuela era de 165 yenes, mientras que una cena en un restaurante de lujo costaba un yen). Kanbun Uechi rechazó el dinero, pero abrió la primera escuela de Uechi-ryu dentro de las instalaciones de la fábrica textil.

Muchas gracias por leernos.

RR

(1)  La “Enciclopedia de Karate y Kobudo Okinawense” (沖縄空手古武道事典/Okinawa Karate-Kobudo jiten) se refiere al grupo “waboudan” como “和防団”, pero otras fuentes se refieren a “和紡団”. Personalmente, creo que se escribe como la segunda opción.

(2)  El sensei de Uechi-ryu me explicaría después que muchas de las técnicas de karate han sido desarrolladas para pelear en la oscuridad, arrastrando los pies sin hacer ruido. Era común que los ataques en la antigüedad eran por las noches, y las superficies planas prácticamente no existían. 

miércoles, 21 de agosto de 2013

OBÓN – Un verdadero champurú

OBÓN – Un verdadero champurú






Al llegar en esta época del año, los descendientes de okinawenses estamos involucrados en la celebración del obón, al propio estilo uchinaanchú. Sin embargo, muy poco sabía de qué se trataba.

Por mi lado paterno, la familia tuvo el butsudán desde que tengo uso de razón, pues mi oji (abuelo) falleció cuando yo tenía casi 2 años. Por mi lado materno, empezaron a llevar el butsudán cuando tenía 13 años. Lo único que sabía en ese entonces, es que durante el obón, los familiares fallecidos vienen del más allá a visitarnos, se quedan con nosotros unos días, y después regresan al lugar de donde vinieron, llevándose agua, comida, etc.

Mientras una obá (abuela) hablaba de obón, la otra hablaba de tanabata. A veces me decían que haga uutotó en el butsudán, otras veces en el tootomé. A veces ofrendábamos un solo osenko (incienso), otras veces tres. También escuchaba “Vamos a hacer el ukui” mientras que otras veces escuchaba “uusandé”. Lo que sí era el común denominador era la comida que se ofrendaba, caña de azúcar, y que se reunía toda la familia esos días.

Según Munetaka Ganaja, investigador en temas referentes a Okinawa, el obón es “la festividad religiosa más importante del Japón en la cual se honra al espíritu de los ancestros. Esta costumbre de origen budista se ha convertido en parte de la cultura japonesa". Agrega que "Originalmente se celebraba el 15 de julio del calendario lunar chino pero que desde la época Meiji se oficializó que fuese el 15 de agosto del calendario gregoriano para no interrumpir con las faenas agrícolas que todavía se realizan durante el mes de julio occidental. Tradicionalmente, las festividades del Obón no se limitaban a la fecha central sino del día 13 al 16 de julio. Actualmente, se celebra entre el 13 y 16 de agosto. Aunque no es un feriado oficial, las empresas conceden en estos días, vacaciones a todos sus empleados para que puedan participar de estas celebraciones.”
“En Okinawa, algunas regiones del Japón, y en el resto de Asia, el obón se sigue celebrando el 15 de julio del calendario lunar chino, que este año cae 21 de agosto.”
“Es decir que para el resto del Japón, el obón ya terminó pero para los uchinaanchu la fiesta recién comienza el lunes 19 de agosto. Las celebraciones japonesas por Obón son mucho más sencillas que las de Okinawa pero varían mucho de pueblo en pueblo.  Estas diferencias regionales son más importantes que las costumbres impuestas por las doctrinas budistas de la familia. Es durante las celebraciones de Obón que se realizan los bailes de Bon Odori para dar la bienvenida y agasajar a los ancestros. Son muy famosos el Awa Odori de Tokushima-Ken y el Eisa Odori de Okinawa, pero cada región tiene sus propios bailes.”

Por otro lado, Fernando Nakasone, embajador de buena voluntad de la prefectura de Okinawa, nos explica en su blog que el obón en Okinawa empieza el 7 de Julio del calendario lunar, día en que los familiares van al cementerio familiar a hacer limpieza, cambiar las flores y ofrendar té e incienso, para luego proceder a invitar los difuntos a que vayan a la casa.
El 7 de Julio del calendario lunar es también el día de Tanabata, razón por la cual, muchos se refieren como Tanabata como el inicio del obón.


Hoy, 21 de agosto de 2,013, es el último día del obón en Okinawa, el cual es llamado ukui. Significa que nuestros antepasados están con nuestros familiares celebrando. Lamentablemente, no puedo estar físicamente con Uds., los que vienen del más allá y con los familiares que están al otro lado del mundo. Pero no importa. Quiero que sepan que estoy con ustedes, y que pueden contar conmigo en cualquier momento. Y creo que ese es el verdadero significado de esta celebración, más que venerar a los antepasados, es mantener unida a la familia.

Y no se olviden lo que aconsejaba oba. Cuando salgan a botar los restos del butsudán, no debemos mirar hacia atrás (Ver "Apellidos de Okinawa 2da. parte").

Muchas gracias por tomarse la molestia de leernos.

RR







martes, 12 de junio de 2012

¿Que hacer con la educación de nuestros hijos?



Dentro de las cosas que guardo con la esperanza de leerlo en algún momento, encontré lo siguiente:

“Ya ha pasado más de una década con sus respectivos inviernos; finalmente muchos hemos bajado el pie del acelerador, y el objetivo con el que vinimos se ha ido diluyendo; para muchos la presión y el stress ha ido desapareciendo, viviendo más tranquilos. Lamentablemente, hay muchos que piensan que ya no es necesario enseñar a nuestros hijos el idioma de nuestro país de origen, ya que no pensamos regresar. Con mayor razón, si pensamos residir en este país, tenemos que educar a nuestros hijos a hablar nuestra lengua materna. El idioma es la única arma en tiempos de paz. Es obvio que enseñarles a nuestros hijos nuestro idioma será de una gran ayuda, no solo para ellos, sino para la sociedad.”

De repente este extracto no tiene mucho interés si pensamos que ha sido escrito no hace mucho, por alguien que vive en Japón con sus hijos en edad escolar. Lo interesante es que esto fue escrito en 1,935 (hace 77 años), y lo encontré en el libro celebratorio del Décimo Quinto Aniversario del Perú- Nagoson-jinkai (algo así como Asociación Peruana de Nago). (Hoy en día es la ciudad de Nago en la prefectura de Okinawa).


Aunque el extracto nos da la idea de que nuestros abuelos pasaron por los mismos dilemas que nosotros pasamos hoy, al leer el artículo completo, nos damos de cara con otra realidad. En 1,935, el Japón estaba en plan expansionista, había tomado la Península de Corea, y parte de China (Manchuria). El gobierno Japonés prestaba ayuda a sus inmigrantes en esos países, a través de escuelas (en el Perú, llegó a haber 22 escuelas antes de la guerra, mientras que otros autores afirman que fueron 27 escuelas japonesa (ver página 45). Luego vendría la 2da Guerra Mundial, y las escuelas japonesas fueron cerradas y expropiadas, al igual que la Colonia de Punizas (del cual no había escuchado anteriormente hasta leer este artículo). Luego vendría la guerra, y la historia cambiaría.





Pero, ¿que más dice el artículo?


He aquí un intento de traducción. Escribo “intento” porque ha sido mucho más difícil de lo que pensaba. Los kanjis antiguos, la pronunciación antigua, etc.

Observaciones de la Enseñanza del Idioma Japonés – Opinión personal sobre la Educación de los Niseis
Por Gushiken Koho, Director de la Escuela Japonesa de Educación Primaria de San Nicolás


¿Que hacer con la educación de la 2da generación (nisei)? ¿Enseñarles japonés? Al respecto, muchos especialistas ya han estado investigando el problema que estamos viviendo. En la actualidad, las autoridades en Educación están evaluando este problema, comparando la realidad con lo investigado, y siento pena que todavía no se ha avanzado nada.
Para los que administramos escuelas japonesas fuera del Japón, lo más difícil es trazar los objetivos a llegar. Creo que aquí está el problema. Permítame expresar algunas impresiones acerca del problema de la educación de la segunda generación, en base a mi experiencia.

Para un residente de cualquier país, la identidad nacional es trasmitida en el idioma local. En cambio, para los que no están viviendo en su país de origen, es evidente que no es posible esa identificación sin tener ningún conflicto existencial, dependiendo de la capacidad personal de cada individuo.  Es por eso que enseñarles japonés usando los textos que se usan allá no es lo ideal, y hasta contradictorio.
El idioma expresa pensamientos, que luego se convierte en voz, pero si decimos “mariposa” es muy posible que no se pueda formar una imagen. Recientemente, hay muchas personas que hablan imitando el idioma japonés, pero no se puede decir que lo entienden. Ese no es el objetivo de la enseñanza del idioma, pero lamentablemente se está convirtiendo en eso.
Por otro lado, hay personas que piensan que como japoneses es necesario cultivar los valores culturales, pero si viven en el Perú no es necesario enseñarles el idioma Japonés, los niseis debería ir a una escuela local; en las escuelas japonesas solo deberían enseñar los valores de la cultura japonesa. Yo creo que esta es una gran equivocación, es como afirmar que el ser humano es solo alma sin cuerpo.
Los valores de una cultura se transmiten a través del idioma. Por ejemplo, si queremos escenificar los “41 ronin” o “Byakkotai”, es casi imposible transmitir la nobleza de los personajes en el idioma occidental. Por más traducción, palabra por palabra “Nippon”, “Samurai”, “Harakiri”, etc; sería una escenificación sin espíritu, es por eso que si deseamos realmente transmitir los valores un país, tenemos que hacerlo en ese idioma.

Ya ha pasado más de 3 décadas sus respectivos inviernos, y el objetivo con el que vinimos se ha ido diluyendo; para muchos la presión ha ido desapareciendo, viviendo más tranquilos. Lamentablemente, hay muchos que piensan que ya no es necesario enseñar a nuestros hijos el idioma Japonés, ya que no pensamos regresar. Con mayor razón, si pensamos residir en este país, tenemos que educar a nuestros hijos a hablar nuestra lengua materna. El idioma es la única arma en tiempos de paz. Es obvio que enseñarles a nuestros hijos nuestro idioma será de una gran ayuda, no solo para ellos, sino para la colonia Japonesa que ansiamos desarrollar. En el caso de Manchuria, hasta los niños entonan el himno nacional. Recientemente, Noruega y Suecia se independizaron por diferencia en el idioma, que se convirtió finalmente en un gran conflicto. Hoy en día, queremos que progrese la Colonia de Punizas, y que sirva como ejemplo de la Industria Japonesa, para ello, es necesario la difusión detallada del idioma japonés, además de tomar el liderazgo, mostrando nuestro orgullo. Rousseau dijo “Para aprender dos idiomas al mismo tiempo, es necesario comparar ambos pensamientos”. Pero al comparar el idioma español y el japonés, existe una diferencia abismal, es por eso que sería razonable enseñarles como base el idioma Japonés, y después continuar con el idioma Español.
En Enero del año pasado (Showa 10-1,935), el diario Japonés Lima Nippo publicó la encuesta “¿Residencia permanente? ¿Regreso a Japón? Educación de los niseis” que realizó con sus respetados lectores.
De 10 personas entrevistadas, hubieron 10 diferentes opiniones, tales como “Ya decidimos residir en el Perú, y no regresar, y estamos preparándonos para considerar estas arenales en nuestro hogar”, “No pensamos residir permanentemente en este país, dependiendo de las circunstancias”, “Quisiera educar a nuestros hijos en Japón”, “Trabajar aquí mientras se pueda, y luego regresar al Japón a pasar nuestra vejez”, “Estudiar la primaria en Perú, la secundaria en Japón”, etc.
¿Cómo terminará todo esto? Todavía tenemos un largo camino por recorrer para lograr nuestros objetivos. Estamos ante un problema muy importante que no debemos dejar de lado, autoridades, especialistas y padres. Si no queremos cometer ningún error en la educación de nuestros hijos, tenemos que considerar esto como un problema de alta prioridad.



Muchas gracias por tomarse la molestia de leerme.
RR


miércoles, 4 de abril de 2012

Para pensar: Amor al chancho o...

Para pensar: Amor al chancho o...

Leyendo “El Comercio” la semana pasada, leí la siguiente noticia, que me hizo pensar muchas cosas:
(Este link puede dejar de funcionar sin previo aviso)

Hace muchos años pregunté a muchas personas, por qué creian que Japón ofrecía tantas becas de estudio. Las respuestas más comunes fueron:
·           Es una forma de ayudar a otros países, sobre todo a los más pobres.
·           Es parte del marketing japonés. El becario se lleva una buena impresión del Japón, y vende después la imagén del Japón cunado regresa a su país de origen.
·           A Japón no le cuesta nada dar estas becas porque le sobra plata.

Yo creo saber cual es la respuesta correcta....

Primero
Cuando ingresé a la universidad, conversé brevemente con el padre de un amigo que había ingresado a la universidad conmigo. La conversación fué algo así:
-     Felicitaciones! Y que quieres hacer después que termines la universidad?
-     No sé, pero quisiera estudiar algo en el extranjero, no se donde todavía...
-     Mhhh... depende qué quieras estudiar y en donde... pero primero termina la carrera, todavía tienes tiempo para pensar.
-     Gracias
Después de algún tiempo, me enteré que el padre de mi amigo fué el primer peruano en recibir una beca del Ministerio de Educación de Japón (Monbusho) a finales de la década de los 50s. Me dijo una vez que en esa época, Japón tecnológicamente hablando no era nada, pero ya daba becas integrales de estudio de Maestría y Post-grado.
Me quedé pensando por qué Japón empezó dando becas integrales de estudio a fines de los 50s, cuando no era potencia, y nadie se imaginaría siquiera que lo sería.

Segundo
Un compañero de trabajo de Nueva Zelanda también vino a Japón por la misma beca que el padre de amigo, solamente que 40 años después. La diferencia es que él se quedó a trabajar en Japón, mientras que el padre de mi amigo regresó al Perú.
-     Me imagino que si regresas a Nueva Zelanda, tendrás un montón de oportunidades de trabajo, no?
-     No, para nada...la arquitectura que he estudiado aquí no se aplica allá, solo podría ser profesor de universidad, pero con eso no me realizaría profesionalmente.
-     Y después de terminar la beca, no tienes que regresar a tu país?
-     No necesariamente. En realidad yo tenía un remordimiento de conciencia por eso, pero al ver que un montón de becarios se quedan, parece que al gobierno japonés no le interesa mucho.
Me quedé pensando por qué al Japón no le interesa que los becarios no regresen a sus países para difundir y aplicar lo que aprendieron aquí.

Tercero
Un becario Argentino me contó lo siguiente:
-     Y que es lo que más extrañastes cuando vinistes a Japón?
-     No encontrar libros en español. La mayoría de los becarios somos “tragas” (“chancones” en la jerga Peruana) y sólo tenemos libros en inglés y japonés.
-     Pero me imagino que extrañarás otras cosas de Argentina, las minas, Los Enanitos Verdes, un asado de tira....
-     Jajaja... esos son los Argentinos promedios, los becarios somos bichos raros, vivimos para estudiar,y estudiamos para vivir.

Me quedé pensando si los becarios son todos iguales, si todos son apasionados del estudio.

(Posible) Respuesta
Ya pensaron por qué Japón ofrece tantas becas integrales de estudio? Las becas son un medio para “comprar cerebros”. Si ese becario se queda en Japón, la inversión no se pierde, al contrario, Japón retiene a un “cerebro” trabajando para ellos. Por lo general, conseguir esa beca no es fácil, por lo tanto, no está comprando a cualquiera.
Se imaginan si el Perú empieza a ofrecer becas de estudio, todo pagado, seleccionando a 2 o 3 de algunos países a través de un riguroso exámen. Al cabo de 2 o 3 años, el becario ya se habrá acostumbrado al cebiche y al anticucho; se habrá encamotado con una charapa, y ya no regresa a su país, se queda en el Perú trabajando. No es mala inversión, no les parece?
Regresando a la noticia al inicio de este post, ahora que Japón está empezando a dar becas integrales para jóvenes de 16 a 21 años, no tendrá “algo” que ver con el problema de la reducción de la población del Japón? En vez abrir la inmigración de mano de obra, estará a la caza de cerebros?