miércoles, 12 de noviembre de 2014

Costumbres okinawenses

     Hace poco falleció un familiar cercano, y me hizo recordar muchas de las costumbres que todavía se conservan en Okinawa. He aquí algunas de estas costumbres:
  • Los billetes del kooden (香典 – dinero de condolencia) no tienen que ser nuevos, mientras que para los billetes del shuugui (祝儀 – obsequio de matrimonio) si tienen que ser nuevos (un matrimonio es motivo de alegría y todo debe ser nuevo, un velatorio es todo lo contrario).
  • En el kooden, la cara principal del billete se coloca boca abajo, o doblado (la cara del personaje del billete no debe aparecer).
  • Evitar montos de dinero que contengan el número 4 o 9 (por ejemplo 9 000 yenes o 40 dólares. Un homónimo del número 4 es “muerte” mientras que del número 9 es “sufrimiento”).
  • Las mujeres en dulce espera y personas en su año (que cumplen 12, 24, 36, 48, etc.) pueden asistir al velorio pero no van al cementerio. (Ir al cementerio les traerá mala suerte).
  • El camino de regreso del cementerio tiene que ser diferente al de ida. Si se regresa por el mismo camino, es recomendable detenerse en algún lugar, de compras o para comer. (Si algún alma los persigue, se quedará en el camino, y no nos perseguirá hasta casa).
  • No apagar el osenko (お線香/incienso) soplándolo, sino abanicándolo con la mano. (Soplar delante de un altar es considerado mala educación. Mi maestro de artes marciales dice que lo último que hace todo ser humano antes de morir es expirar, por lo que se debe evitar soplar durante el velatorio).
  • Cuando vamos en auto y vemos una carroza, nunca hay que adelantarlo. (Si pasamos a una carroza, llegaremos antes al cementerio, no necesariamente vivos).

      Mi suegro falleció hace algunas semanas. De acuerdo a las costumbres okinawenses, influenciadas por el budismo, cada 7 días durante 7 semanas, es decir 49 días, se realiza una ceremonia, mientras su alma todavía esta entre nosotros. Después de los 49 días, su alma se irá a descansar definitivamente.

      Lamentablemente, no podemos asistir a estas ceremonias, pero desde el otro lado de la tierra, estaremos en contacto.

      Gracias por contarme historias de la guerra en Okinawa; las películas de guerra nunca podrán hacernos sentir lo vivido esos días, los mejores efectos especiales podrán engañar a nuestros ojos y oídos, pero el olor de sangre y carne en las cuevas, esta todavía lejos de ser reproducido. Gracias por contarme historias como la de Choki Motobu (del cual ya escribí hace poco) o “Ichiman-magi (El grandulón de Itoman)”, o del Robin Hood uchinanchu “untamaguirú”.

      Si no hubiera sido por ti, nunca hubiera escuchado de Kamejiro Senaga o Chobyo Yara. Me contaste que tu primer chocolate y goma de mascar lo probaste a los 8 años, gracias a un soldado americano. Cuando estuvimos viendo un programa de televisión sobre la guerra de Vietnam, vimos que los soldados americanos hacían lo mismo con los niños vietnamitas. Allí coincidimos que no lo hacían por buena gente, sino por comprarse la simpatía de los locales.

      Gracias por contarme detalles de la emigración; la fiebre de Uruma, las colonias Okinawa y por qué tu padre no pudo emigrar junto a todos ustedes por haber perdido una pierna durante la guerra, los inválidos estaban impedidos de emigrar. Disfruta de tus últimos dias con nosotros, y descansa en paz.

     Muchas gracias por leernos.

 RR

martes, 5 de agosto de 2014

La pelea que hizo conocido el karate fuera de Okinawa

La pelea que hizo conocido el karate fuera de Okinawa

Hoy en día, el karate es practicado por millones de personas en todo el mundo, para algunos es un deporte más de competencia cuerpo a cuerpo como el box o la lucha libre; para otros, el karate NO es un deporte, sino más bien, toda una filosofía de vida.
El karate (pronunciado karaté) se desarrolló en Okinawa con influencias chinas, pero fue difundido por los japoneses a lo largo de todo su archipiélago, y luego fue exportado por los propios americanos a su país, después de la Segunda Guerra Mundial.
El siguiente relato es la traducción del primer artículo conocido del karate okinawense en Japón, publicado por la revista “King” en setiembre del año 1925. Artículo tomado de la página web Okinawa BBTV dedicado al karate.

Box vs karate – Una gran pelea
Motobu1
“Otoño del año 1922 (Taisho 11), noviembre. Se realizará en la ciudad de Kioto una pelea entre un boxeador y un judoka, la noticia corre como reguero de pólvora”. (Imagen cortesía Okinawa BB Tv)

Un extraño viejo provinciano
—¡Qué peleón! Hay peleas entre judokas, pero nunca se ha visto una pelea así. Aquí sí que va a brotar sangre.
—Así parece, esto sí va en serio.
El día de la pelea, el local estaba inundado de espectadores que rumoraban todo el tiempo, mientras esperaban como si la pelea fuera un espectáculo de fuegos artificiales.
En los vestuarios se aparece un extraño viejo provinciano quien dice:
—Déjeme pelear con el boxeador.
—¿Qué? ¿Quiere pelear? —contestó el entrenador poniendo una expresión de sorpresa—. ¿Usted?
—Sí. Yo.
—¿Quién? ¿Usted quiere retar a nuestro boxeador?
—Sí, yo.
—¿Usted? —Pregunta nuevamente el entrenador, quien no puede ocultar su expresión de sorpresa al ver a una persona extraña pasado de edad.
—¿Es usted judoka?
—No.
—¿Has practicado box?
—No
—¿Entonces qué?
—Nada. Yo también puedo pelear así. Déjeme pelear.
Atrás, algunos exclamaban “¡Déjenlo pelear, que pelee! ¡Viejo loco!”
—De vez en cuando, deben dejar pelear a alguien del público, eso atrae a la gente —dijo uno de los ayudantes.
—Pero no es judoka ni boxeador. ¿Qué hace entonces? ¿Sumó de un pueblito? —le preguntó el entrenador a sus ayudantes.
—¿Qué importa? Solo quiero pelear, mientras sepa algo de algo
—Bueno, dejémoslo pelear —decidió el entrenador y dirigiéndose al viejo—, te vamos a dejar pelear. ¿Conoces las reglas?
—¿Reglas para pelear? No.
—No está permitido usar las piernas, ni los puños.
—¿Y las manos abiertas?
—Por supuesto que sí, pero repito, los puños (cerrados) están prohibidos.
Una tímida sonrisa apareció en el rostro del anciano, quien exclamó “OK, empecemos”.
El entrenador lo detuvo cuando estuvo a punto de salir:
—Espera. Vas a pelear, pero ¿con qué ropa?
—Así como estoy vestido.
—¿Así no más? —Comentaba uno de los asistentes del boxeador.
—Con esa ropa no te vas a sentir cómodo. Vamos a conseguirte una ropa de judo.
Cuando el viejo se quitó la camisa, el entrenador y sus asistentes quedaron sorprendidos. A pesar de que el viejo tenía más de 50 años, todos los músculos, pectorales, abdominales, muslos eran impresionantes. Hasta un principiante se daría cuenta de que sus caderas median más de un metro.
El ambiente del vestuario se tornó tenso. “¿Con quien va a pelear? ¿Han visto el cuerpo que tiene el viejo?”
Inmediatamente el entrenador dijo:
—¡Ah! Me olvidaba de algo importante. ¿Con quién quieres pelear? ¿Con un boxeador? ¿O un judoka?
—Me da igual con cualquiera.
—Entonces, pelea con un boxeador.
Y dirigiéndose a un asistente: “Oye, ¿con quién lo hacemos pelear?”
—Con George. Cuando pelea de verdad, ningún judoka lo puede vencer.
—Bien —exclamó el entrenador, y escribió en la pizarra el nombre de George.
—¡Eh!, una persona del público está retando a un boxeador —comentó uno.
—¿Del público? ¡Que interesante!
“El boxeador George versus el retador Choki Motobu” —se anunciaba.
—Sabemos de George es boxeador, pero no conocemos a Choki Motobu. ¿Será judoka? —comentó otro.
—Si es japonés, seguro que es judoka.
“En una de las esquinas, se encuentra el boxeador George caracterizado por su gran estatura. En la esquina contraria, se encuentra el retador, de 5-shaku y 4-sun (equivalente a 1.61 m.) de estatura, 52 o 53 años”.
—¡Es un anciano!
—No tiene guantes, ¿será judoka?
—¡No tiene ni pinta de retador!
—¡Vamos abuelo, a ganar!
El retador no colmaba las expectativas y se murmuraban muchas tonterías. Los contrincantes se separan para empezar la pelea.
Motobu (2)George se pone en guardia como todo boxeador. Hace fintas con las dos manos. Motobu empieza con una guardia no convencional; la mano izquierda parece una espada apuntando a su oponente, mientras la derecha, cerca de la mejilla, manteniendo una posición baja.
—¿Qué está haciendo? Parece un baile.
—No sé. Parece una danza.
—Parece maricón el retador.
Los espectadores no daban ni un medio por el retador. Desde los vestuarios, estirando el cuello, cuando uno de los judokas exclamó:
—¡Ah! Karaté.
—¿Karaté? —repitió como un loro uno.
—Sí, es karaté.
—¿Y qué es eso?
Muchos se preguntarán que es “Karaté”. Todavía no está difundido y casi nadie lo conoce.
El karaté es un arte marcial de Okinawa. Hace más de 200 años, en el año 14 de la era Keicho (Año 1609), el Clan Satsuma dominó las Islas Ryu Kyu y decretó la prohibición de armas, así que los pobladores se las ingeniaron para defenderse, y se especializaron para matar a su oponente con un solo golpe. A diferencia con el judo, en vez de lanzar al enemigo, usan las manos y los pies como potentes armas. Sabiendo que cualquiera puede usar sus manos y pies como armas, los de karatékas tienen que pulir y templar su personalidad; no deben de mostrar públicamente lo que practican, entrenando en lugares cerrados.
Muchos maestros del karate como Gichin Funakoshi cuentan que cuando empezaron a practicarlo en secreto, juramentaron ante sus antepasados que no harían mal uso del karate. En la actualidad, se enseña en las escuelas públicas, como parte de la educación física.
La posición en espera, que parece una pose de danza, proviene del karate estilo Shorin, del katá Pin-an yondan. La mano izquierda bloquea el ataque del enemigo, mientras que la mano derecha está preparada para el contraataque.
—¡No te descuides! —gritó el judoka que reconoció al karateka.
El ambiente del ring se tornó pesado por saber quién de los dos era el más fuerte.

Golpe con la mano abierta
—¡Vamos retador!
—¡Vamos George!
Sin embargo, el boxeador estaba confundido. La posición de espera de su retador no le dejaba espacio para atacar, mientras que el retador, Motobu, no atacaba.
El boxeador decide atacar, el retador, siempre con las dos manos en la misma posición, bloquea los golpes, pero en ningún momento contraataca.
A pesar que el boxeador detiene su ataque para que el retador contraataque, éste no cae en el juego, sigue sin atacar. El boxeador empieza a sentir la falta de aire al atacar continuadamente.
George empieza a frustrarse, así que decide en acabar a su contrincante. Entra avanzando uno, dos pasos, sin quitar la mirada a su contrincante… y de repente, Motobu contraataca, sin que George tuviera tiempo de reaccionar, pum… un golpe con la mano abierta, mientras saltaba como si tuviera resortes en los pies.
—¿Qué?
George entró atacando sin control, mientras que el retador, sin moverse, con la mano izquierda a la velocidad de un rayo, bloquea un golpe y contraataca nuevamente. Pero George tampoco era un oponente cualquiera. ¡Cuidado! George evita un puño de izquierda moviéndose como el flameo de una bandera y regresa a su esquina. Sin embargo, el boxeador empezó a jadear, mostrando su cansancio, mientras que Motobu seguía con su mismo estilo, sin moverse y respiración imperceptible como una montaña.
—¿Qué pasó con George?
La gente de los vestuarios estaban preocupados. George no podía encajar ningún puño al viejo, y ninguno sabía que era karate ni con quien peleaba. “¡Golpea sin compasión George!” exclamaban excitados algunos. El boxeador decide entrar con un derechazo decisivo.
Motobu hace dos, tres pasos hacia el costado, y, utilizando todo el cuerpo, saca un golpe que hace volar a George por las nubes.
—¡Ah!
El fuerte brazo de Motobu crujió. La mano izquierda bloqueó el golpe de George cuando bajaba. Apenas bloqueó el golpe, Motobu dejó su posición de guardia levantando su posición, mientras aplicó como un rayo un golpe de derecha. ¡Ah! George recibía un golpe entre la boca y la nariz con la mano abierta, justo donde se encuentra un punto débil. George cae como si fuera un palo.
Todos los espectadores están asombrados, mientras George sigue sin moverse.
—¡Doctor! Doctor! —gritaban desde la esquina de George quien seguía inconsciente.
—¡Impresionante viejo! —comentaban algunos espectadores.

Hasta las columnas se doblan
—Discúlpeme, ¿usted practica karate, no? —pregunta un judoka al final de la pelea.
—¿Lo conoce? —preguntó Choki Motobu.
—Solo he escuchado rumores.
El judoka le pide que le muestre los puños, y al verlos se impresionó más de lo esperado. Esos puños, parecían hechos de piedra, y recibir un golpe con esos puños, sería como recibir un piedrazo.
—¡Con razón nadie aguanta esos golpes a mano abierta! —comentó un ayudante en el vestuario.
El retador era practicante Ryukyu karate. Se dice que para fortalecer los puños, utilizan el makiwara y tablas de madera, golpean todos los días hasta endurecer los puños; la fuerza de los golpes se genera al girar los puños al lanzar el golpe; rompen tablas de tres a cuatro centímetros con un solo golpe, con un extraordinario poder.
Choki Motobu es descendiente de una distinguida familia de Okinawa, donde todos dominan el karaté. Choki es conocido en esas islas por su fortaleza y habilidad en este tipo de lucha. Se dice que esos puños, no solo ha doblado columnas, sino que también ha roto más de un hueso. Derribar a George con un solo golpe, no fue sorpresa.
“¡Ryukyu karaté!”, “Humm, un arte marcial secreto de esa pequeña isla. No lo sabía!”. “Esos puños si son armas efectivas”. “Los humanos sí que somos creativos, convertir nuestras manos en armas”, comentaban los asistentes en los vestuarios.

Matando un toro de un golpe
En el karaté, cada parte del cuerpo es un arma. Las manos se endurecen golpeando madera y metales; los pies se fortalecen con zapatos pesados.
Se dice que un compañero de Gichin Funakoshi, actual representante del karaté en Japón llamado Hachimine mató a un toro en la isla de Yaeyama con un golpe en la cabeza cuando el toro intentó atacarlo.
Algunos piensan que la fuerza de esos puños son tan peligrosos, que la ley debería de considerarlos como armas letales.
Revista “King” – Editorial Dainippon yuuhenkai (hoy Kodansha)



A partir de esta pelea, el karate empieza a popularizarse, mientras la fama de Choki Motobu crecía en Japón, llegando a ser profesor de karaté en los clubes de las universidades de Waseda y Toyo a finales de la década de los 30. Sin embargo, Choki Motobu siempre criticó la forma en que el karate se venía desarrollando en las principales islas de Japón, liderado por Gichin Funakoshi, fundador de la escuela/estilo más difundida de karate por el mundo, Shotokan.
La imagen que asocia el karate con golpes a mano abierta probablemente proviene de este relato. Sin embargo, Choki Motobu declararía años después que el golpe que derribó al boxeador, no fue con la mano abierta sino un golpe de puño, no por debajo de la nariz, sino en la sien.
Según la página web de la escuela de karate fundada por Motobu, el boxeador se llamaba John Kentel y provenía de Estonia. La misma fuente nos informa que aquellos enfrentamientos eran comunes en su época, donde cualquier persona podía solicitar ser el retador y recibir un premio si ganaba. Choki Motobu había ido el día anterior para estudiar a su rival, y solicitó retarlo al día siguiente.
Nótese que este artículo todavía utiliza la escritura antigua de karate, 唐手 y no el actual 空手. El ideograma 唐/kara representaba a la Dinastía Tang, por lo que antiguamente, todo lo proveniente de China era representado por dicho ideograma. El arte marcial de Okinawa era conocido entonces como “toudi” o “tuudi”, escribiéndose. 唐手. En Japón, dicho ideograma también es leído como “kara”, razón por el cual, reemplazaron por el actual ideograma.

sábado, 31 de mayo de 2014

LA OTRA MIGRACIÓN Y EL KARATE

Leyendo el blog “Jiritsu”, encontramos una entrada de la que habla acerca de la historia de los okinawenses en la zona de Kansai antes de la Segunda Guerra Mundial (LA "OTRA" MIGRACIÓN OKINAWENSE: (A PROPÓSITO DEL 115 ANIVERSARIODE LA PRIMERA LLEGADA DE JAPONESES AL PERÚ EN LA MODALIDAD POR CONTRATO DETRABAJO – 5 de abril de 2014).

Aquí un extracto de esa entrada:

“Pero, no solo la migración fue exclusivamente hacia el exterior; sino que también existió una migración dentro del mismo Japón, de la zona rural a la urbana, en busca de mejores oportunidades. Y esto fue lo que pasó con muchos okinawenses a inicios del siglo XX, quienes llegaron a Osaka, una ciudad conocida por albergar a muchas fábricas textiles, cuyos trabajadores- que mayormente eran mujeres- eran okinawenses, coreanos y campesinos japoneses.
Y como la historia siempre se repite, muchos habremos escuchado de la revolución industrial de inicios de siglo en Europa y los abusos que se cometían con sus trabajadores. Pues, casi lo mismo pasó con los trabajadores okinawenses, sobretodo entre las mujeres. (Recordando que el jornal es/estaba condicionado por la edad y género, es decir, resultaba más "económico" contratar a una mujer o, incluso, niña).
…..
Condiciones infrahumanas, largas jornadas de trabajo sin remuneración adicional e, incluso, discriminación. Tantos abusos que se han cometido y que, incluso, podemos escuchar en las noticias de nuestros días. Y esta "otra" inmigración okinawense, ¿ya la conocían?”


Y es justamente esta “otra migración” que hizo que el karate se expandiera por todo el mundo. Primero por todo el Japón, y luego al resto del mundo.
Hay dos historias, no muy comentadas,  referente al cómo el karate se hizo conocido fuera de su lugar de origen. Una de ellas saldrá publicada en la revista digital kantod.com próximamente. La otra es esta.


El karate se practica a través de diferentes estilos o escuelas. El karate más difundido hoy en día es la escuela Shotokan, fundada por Gichin Funakoshi. Otra de las escuelas difundida por todo el planeta es Uechi-ryu, fundado por Kanbun Uechi. (Hay decenas de páginas web con la historia de Kanbun Uechi). Kanbun Uechi nació en Izumi-Motobu en 1877, proveniente de una familia shizoku (samurái) quienes se dedicaban a la agricultura. Durante la era Meiji, el gobierno japonés desintegra la clase samurái, y muchas de estas familias empiezan con la agricultura. A los 20 años deja Okinawa, y en Fukien (China) perfecciona sus habilidades en artes marciales. Regresa a Okinawa en 1910, pero en el año 1924 se vio obligado a seguir la “otra” migración. Kanbun Uechi fue a trabajar a la fábrica textil Hinomaru Sangyo KK en Wakayama, prefectura vecina a Osaka, dejando a su familia en Okinawa y hospedándose en los dormitorios (/ryou) de dicha empresa.
Tal como menciona Jiritsu, la vida en dichas fábricas era dura, no solo las largas horas de trabajo, sino también el trato que recibían dentro de ella. Y fuera de ella también. Los okinawenses eran hostigados por grupos mafiosos quienes constantemente los asaltaban. Uno de estos grupos fue identificado como “waboudan” (1), aliados de los contratistas de las fábricas textiles, quienes cobraban comisiones por cada trabajador. Los okinawenses quienes conseguían entrar directamente a las fábricas, significaban menos ingreso para ellos.
Los uchinanchus tenían que salir en grupo para evitar los ataques, y algunos jóvenes, en lugar de amilanarse, se enfrentaban, terminando en una verdadera batalla campal. Aquí es donde empieza una de las leyendas urbanas sobre el karate okinawense.

La siguiente historia es la versión de un sensei de Uechi-ryu quien sobrevivió la guerra en Okinawa. En una de las batallas campales, Kanbun Uechi hizo frente a casi varias decenas de agresores quienes portaban palos y cadenas. Kanbun Uechi, en vez de salir a un campo abierto tal y como se ven en las películas de Kung-Fu, se ubicó en la oscura y estrecha entrada del dormitorio (2), solo era posible ser atacado por una persona al frente, y otra por detrás a la vez. El estilo Uechi-ryu es conocido por fortalecer el cuerpo como una piedra, resistir los más severos golpes, siendo sus golpes de corto alcance pero eficaces. Las cadenas y palos resultaron inservibles pues no había suficiente espacio para usarlos efectivamente. Apenas un agresor entraba al dormitorio, era derribado por un potente ataque de Kanbun. Mientras otros agresores ingresaban por la parte posterior del dormitorio, Kanbun ya había noqueado a unos cuantos. Los demás agresores nunca pudieron ver como sus compañeros fueron derribados, por lo que optaron por retirarse. Kanbun Uechi se había enfrentado a un gran número de agresores, y los había derrotado.

Esta historia se propagó por toda la zona, y los uchinanchus empezaron a ser respetados. La asociación de uchinanchus pidió a Kanbun Uechi y Chomo Motobu (hijo del fundador de Motobu-ryu, otro de los estilos/escuelas de karate, quien también se encontraba en la prefectura de Wakayama gracias a la “otra” migración) que negociaran con los maleantes, y les enseñaran karate. Los acosos terminaron y Kanbun Uechi empezó a enseñar karate sólo a un reducido grupo dentro del pequeño cuarto del ryou. La “Enciclopedia de Karate y Kobudo Okinawense” cuenta que Ryuyuu Tomoyose, el primer alumno de Kanbun Uechi, recolectó 150 yenes de 30 estudiantes que querían aprender karate y pagaron por adelantado (en aquella época el sueldo de un profesor principiante era de solo 35 yenes, la de un director de escuela era de 165 yenes, mientras que una cena en un restaurante de lujo costaba un yen). Kanbun Uechi rechazó el dinero, pero abrió la primera escuela de Uechi-ryu dentro de las instalaciones de la fábrica textil.

Muchas gracias por leernos.

RR

(1)  La “Enciclopedia de Karate y Kobudo Okinawense” (沖縄空手古武道事典/Okinawa Karate-Kobudo jiten) se refiere al grupo “waboudan” como “和防団”, pero otras fuentes se refieren a “和紡団”. Personalmente, creo que se escribe como la segunda opción.

(2)  El sensei de Uechi-ryu me explicaría después que muchas de las técnicas de karate han sido desarrolladas para pelear en la oscuridad, arrastrando los pies sin hacer ruido. Era común que los ataques en la antigüedad eran por las noches, y las superficies planas prácticamente no existían. 

lunes, 5 de mayo de 2014

DIALECTOS II

UNO/Tiichi
Como conté en mi entrada anterior, siempre andaba confundido por lo complicado del uchinaaguchi. Muchas de las conversaciones eran así:
Obaa, ¿Cómo se dice obaachan en Okinawa? —pregunté una vez.
—Se dice haamee —contestó una de mis obaas.
—¿Y como se dice ojiichan?
—Se dice usumee.
—Mi otra obaa dice que se dice tanmee, y para decir obaachan usa otra palabra que no entiendo.
—Lo que pasa es que tu otra obaa sabe más que yo, ella fue al colegio, y yo no.
—¿Y por que no fuiste?
—Porque éramos pobres, y fui a trabajar a Nagoya.
Por un tiempo, dejé de preguntar esas cosas, para alivio de mis abuelas.

DOS/Taachi
El libro 沖縄語の入門 (Introducción al Idioma Okinawense) nos explica que existen diferencias en la forma de hablar según las clase sociales:
Del libro "沖縄語の入門ーたのしいウチナーグチ" de Nishioka Satoshi y Nakahara Jou. Página 95.
Del libro “沖縄語の入門ーたのしいウチナーグチ” de Nishioka Satoshi y Nakahara Jou. Página 95.
La columna de la derecha muestra las palabras usadas por los 平民/heimin (plebeyos o la gente del pueblo), y la columna del medio muestra las palabras usadas por los 士族/shizoku (la clase guerrera o samurái). Vaya sorpresa, una de mis abuelas era shizoku.

TRES/Miichi
Nunca me dijeron que tuve antepasados shizoku, y ahora creo entender el por qué. No te hace ni mejor ni superior. Uno llega a ser lo que es, gracias al esfuerzo personal, y en muchos casos, al apoyo de nuestros padres, sobretodo de nuestras madres.

Este mes se celebra el Día de la Madre en la mayoría de países. Les envío un saludo a todas las madres del mundo.

Muchas gracias por tomarse la molestia de leernos.

Dedicado a mis abuelas, madre y esposa.

miércoles, 23 de abril de 2014

DIALECTOS

DIALECTOS


UNO

     Siempre le preguntaba a mi Obas (abuelas), tanto paterna como materna, como se decía esta palabra en el dialecto de Okinawa - uchinaaguchi. Al inicio me contestaban rápidamente y sin titubear; pero cuando el preguntón del que escribe empezaba a refutar diciendo “Mi otra oba dice que se dice de otra forma”, las respuestas eran cada vez más escasas. Ahora que conozco más del asunto, me imagino que era porque siendo ellas de diferente partes, y de diferentes clase sociales (una de ellas había ido a la secundaria mientras que la otra no), simplemente hablaban diferente.
      Lo único que aprendí fue a contar: tiichi, taachi, miichi, yuuchi, ichichi, muuchi, nanachi, yaachi, kukunuchi, tuu.
     Cuando se negaban a enseñarme, usaban varios argumentos como “eso ya no se usa”, “eso no te va a servir” o “ahora nadie habla uchinaaguchi”. Pero me acuerdo que también una de sus respuestas era que  “el Uchinaaguchi se parece al quechua”.


DOS

     Era común escuchar en el mercado, a las vendedoras que provenían de la sierra decir por ejemplo:
  • Casirita, llívisi huy chuclitu, istá muy buinu (Caserita, llévese hoy choclito, está muy bueno).

     Si bien es cierto, no es quechua sino español con acento andino, a mí me sonaba como a otro idioma.
     Estoy seguro que muchos todavía recuerdan, o han oído escuchar de “Tawa canal limamanta pacha”, frase popularizada a fines de los 60s o principios de los 70s.
     Esto es lo único que sé del dialecto quechua.


TRES

     Hace unos meses, compré un libro de uchinaaguchi (la esperanza es lo último que se pierde). Para mi sorpresa, la primera lección explica que en este dialecto, originalmente solo habían 3 vocales: la “A”, “I” y la “U”. Las vocales “E” y “O” se integrarían después. Aparentemente, en el Quechua también.
Del libro "沖縄方言の入門ーたのしいウチナーグチ" de Nishioka Satoshi y Nakahara Jou



Ahora entiendo por qué me decían que el uchinaaguchi se parece al quechua, o por lo menos, ahora sé que tienen algo en común.

Gracias por tomarse la  molestia de leernos.

RR

lunes, 13 de enero de 2014

Nadie es perfecto...

Para lograr esta perfecta presentación, alrededor de 80 alumnos de la Universidad de Educación Física de Jápon practicaron durante 6 meses, 3 veces a la semana por 2 horas, además de 4 concentraciones de 1 semana cada una donde practicaron 8 horas diarias. La perfección tarda pero llega.