miércoles, 27 de junio de 2012

APELLIDOS DE OKINAWA (1ra parte)


Conversando con mi abuelo (OJI) cuando estaba en la primaria.

YO :      Oji, ¿Que haces?
OJI :     Estoy escribiendo las invitaciones para el matrimonio de tu tío.
YO :      Ah… a mí ya me enseñaron algunos kanjis, hiragana ya me las se todas.
OJI :     Qué bien! Estudia bastante porque algún día te va a servir.
YO :      Ya me han enseñado los kanjis ichi, ni, san, hasta jyuu. También -yama, -kawa,  -sora, y -shiro, -aka, -ao, -mae, -ushiro, -ta…entonces “Yamashiro” se escribe 山白, ¿no?
OJI :     No, asi no se escribe, se escribe así 山城 (enseñándome el sobre que escribió para su amigo Yamashiro Ojisan).
YO :      Pero en el colegio me han enseñado otro “shiro”
OJI :     Lo que pasa este apellido significa “castillo en la montaña”, no significa “montaña blanca”.
YO :      Que difícil!
OJI :     No, el español es más difícil.
YO :      No, es fácil.
OJI :     Yo tengo viviendo en Perú más de 30 años, y todavía no sé cuando usar la “S”, y cuando la “Z”. Otras veces, no se cuando usar “Y” o “LL”.
YO :      Según la profesora, eso se aprende leyendo porque no hay ninguna regla general.
OJI :     Igual que el japonés, tienes que leer y estudiar bastante, y algún día te va a servir.
YO :      A mí no me gusta estudiar, ni ir al colegio
OJI :     Jajaja… a nadie le gusta ir al colegio, pero cuando seas grande, te vas a dar cuenta.
YO :      Oji, ¿y que dice aquí?
OJI :     Allí dice Maeda 真栄田
YO :      ¿Que? ¿Maeda no se escribe 前田?
OJI :     No, en Okinawa, Maeda se escribe con tres kanjis
YO :      ¿Y por qué?
OJI :     La verdad que no se por qué. Fukuhara en Okinawa se escribe 普久原 y en la isla grande se escribe 福原, Maeshiro se escribe 真栄城 y no 前城; Nakahara se escribe 名嘉原 y no 中原, y hay un montón de apellidos que se leen como en la isla grande pero se escribe diferente.
YO :      ¿Y no sabes por qué? Yo pensé que tu sabias todo...
OJI :     Jajaja... la verdad que sí lo sé, pero quiero que esta vez, tu lo averigues por tu cuenta, o ¿no puedes?
YO :      Claro que puedo. Cuando lo averigüe te lo voy a decir. Te lo prometo.

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            Hace algunas semanas  encontré el libro 「沖縄の苗字のヒミツ」-“Secretos de los apellidos Okinawenses” de Michihiro Takechi 武智方寛 que me hizo recordar la promesa que le hice a mi Oji. Aquí les resaltos algunos de los puntos que me parecen interesantes de ese libro.

·           Según el investigador 丹羽基二(Tomoshi Niwa), en la actualidad hay alrededor de 300,000 apellidos en el Japón, pero no hay una cifra exacta. La razón por la que no es posible calcular la cantidad exacta de apellidos, es que no existe una definición estandarizada. Por ejemplo 「上地」, puede ser leído como “Uechi” o como “Kamiji”. Algunos investigadores cuentan como un solo apellido, otros como apellidos diferentes.
·           Debido a esto, tampoco es posible saber cuantos apellidos existen en Okinawa. De acuerdo al libro 「沖縄県姓氏家系大辞典」(Editorial Kadokawa-1,992), hay 1,525 apellidos. Según el especialista en historia Japonesa, Takemitsu Makoto (武光誠), en los países vecinos, Corea y China, hay 260 y 500 apellidos respectivamente. Es decir, en países donde se utilizan kanjis, es en Japón, donde hay más apellidos.
·        Al iniciarse el Reino de Okinawa, los samurais tenían su propio sistema para los asignar los nombres, mientras que las personas comunes tenian otro.
·      Los samurais usaban 3 componentes en sus nombres. El grupo/clan o lugar de procedencia, rango, y el nombre que recibieron al nacer (warabi-na) (equivalente al nombre de pila católico que es asignado en el bautismo). Con el tiempo, el primer componente se convertiría en el apellido.
·        Por lo general los plebeyos o personas comunes, solo eran llamados por su warabi-na, y después eran identificados por su lugar de procedencia o nacimiento y por el nombre de la casa –屋号yagoo.
·           En 1,624, cuando el Clan Satsuma invadió y dominó Okinawa, prohibió el uso de apellidos iguales a los usados en el Japón con el objetivo de diferenciar quienes eran Japoneses y quienes Okinawenses. En esa época, la principal actividad económica era el comercio con otros países; el Clan Satsuma quería evitar confusiones en otros países. Para esto, obligó a los Okinawenses a cambiar los apellidos comunes con los Japoneses, generalmente de 2 kanjis, por 3 kanjis diferentes.
·           Algunos de los apellidos que cambiaron sus kanjis son:
                    Yokota「横田」->「与古田」
                    Shimoda「下田」->「志茂田」
                    Nakayama 「中山」->「名嘉山」

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Este fin de mes en Lima, se celebrará el trigésimo tercer aniversario de la muerte de mi abuelo materno. Según la tradición okinawense, el trigésimo tercer aniversario del fallecimiento es toda una fiesta, el espíritu del difunto se irá definitivamente hacia otro lugar; no sé muy bien si se va a descansar en paz definitivamente, otros dicen que está listo a regresar (reencarnarse) nuevamente a este mundo.
Escribo este post antes de que mi abuelo se vaya definitivamente, aunque tarde, cumplí con la tarea que me dejó.
Mi abuelo fue una de las personas más correctas que he conocido. Llegó al Perú a los 15 años junto con su padre. Sus amigos recurrían a él cada vez que tenía que ir al hospital o al médico, pues siempre leía sobre los avances de la medicina, y acompañaba a sus amigos al hospital, donde servía de intérprete. Cuando estuve en Nago, lugar donde nació mi abuelo, muchas personas mayores me saludaban y me daban las gracias; allí me enteré que la primera casa de la zona que tuvo electricidad a través de un pequeño generador a gasolina, fue la casa de mi bisabuelo (quién regreso a Okinawa después de unos años, dejando a su hijo mayor, mi abuelo, en el Perú), quien compró ese generador con el dinero que le enviaba mi oji. Ese era el punto de reunión en las noches.
Mi oji siempre inculcó el estudio en sus hijos y nietos, enseñando con el ejemplo. A pesar de que llegó a los 15 años sin terminar los estudios básicos, se habia propuesto a aprender una palabra de español al día.
Y después que falleció me siguió ayudando. Cada vez que tenía un exámen en la universidad, y sentía que no había estudiado lo suficiente (lo que sucedía casi siempre), el día anterior ponía un osenko (incienso japonés) en su butsudan y asunto arreglado. Me acuerdo muy bien que necesitaba sacarme 14 puntos (sobre 20) para aprobar el curso de Termodinámica, curso muy temido, no por el contenido en sí, sino por las rayadas del profesor, curso que algunos compañeros tuvieron que llevar por “trica” (llevar por tercera vez el curso, y si desaprobaban, quedaban fuera de la universidad). Yo ya habia tirado la toalla, y el día anterior fui a visitar a mi abuela y poner osenko. Fui a dar el exámen, y vino una sola pregunta de 20 puntos, el cual contesté, pero sin estar seguro de mi respuesta. Terminé el exámen resignado, con la idea de repetir el curso, sin embargo, cuando voy a recoger el exámen me había sacado 17. No sabía que mi oji también dominaba termodinámica.

Muchas gracias por tomarse la molestia de leerme.
RR

sábado, 16 de junio de 2012

martes, 12 de junio de 2012

¿Que hacer con la educación de nuestros hijos?



Dentro de las cosas que guardo con la esperanza de leerlo en algún momento, encontré lo siguiente:

“Ya ha pasado más de una década con sus respectivos inviernos; finalmente muchos hemos bajado el pie del acelerador, y el objetivo con el que vinimos se ha ido diluyendo; para muchos la presión y el stress ha ido desapareciendo, viviendo más tranquilos. Lamentablemente, hay muchos que piensan que ya no es necesario enseñar a nuestros hijos el idioma de nuestro país de origen, ya que no pensamos regresar. Con mayor razón, si pensamos residir en este país, tenemos que educar a nuestros hijos a hablar nuestra lengua materna. El idioma es la única arma en tiempos de paz. Es obvio que enseñarles a nuestros hijos nuestro idioma será de una gran ayuda, no solo para ellos, sino para la sociedad.”

De repente este extracto no tiene mucho interés si pensamos que ha sido escrito no hace mucho, por alguien que vive en Japón con sus hijos en edad escolar. Lo interesante es que esto fue escrito en 1,935 (hace 77 años), y lo encontré en el libro celebratorio del Décimo Quinto Aniversario del Perú- Nagoson-jinkai (algo así como Asociación Peruana de Nago). (Hoy en día es la ciudad de Nago en la prefectura de Okinawa).


Aunque el extracto nos da la idea de que nuestros abuelos pasaron por los mismos dilemas que nosotros pasamos hoy, al leer el artículo completo, nos damos de cara con otra realidad. En 1,935, el Japón estaba en plan expansionista, había tomado la Península de Corea, y parte de China (Manchuria). El gobierno Japonés prestaba ayuda a sus inmigrantes en esos países, a través de escuelas (en el Perú, llegó a haber 22 escuelas antes de la guerra, mientras que otros autores afirman que fueron 27 escuelas japonesa (ver página 45). Luego vendría la 2da Guerra Mundial, y las escuelas japonesas fueron cerradas y expropiadas, al igual que la Colonia de Punizas (del cual no había escuchado anteriormente hasta leer este artículo). Luego vendría la guerra, y la historia cambiaría.





Pero, ¿que más dice el artículo?


He aquí un intento de traducción. Escribo “intento” porque ha sido mucho más difícil de lo que pensaba. Los kanjis antiguos, la pronunciación antigua, etc.

Observaciones de la Enseñanza del Idioma Japonés – Opinión personal sobre la Educación de los Niseis
Por Gushiken Koho, Director de la Escuela Japonesa de Educación Primaria de San Nicolás


¿Que hacer con la educación de la 2da generación (nisei)? ¿Enseñarles japonés? Al respecto, muchos especialistas ya han estado investigando el problema que estamos viviendo. En la actualidad, las autoridades en Educación están evaluando este problema, comparando la realidad con lo investigado, y siento pena que todavía no se ha avanzado nada.
Para los que administramos escuelas japonesas fuera del Japón, lo más difícil es trazar los objetivos a llegar. Creo que aquí está el problema. Permítame expresar algunas impresiones acerca del problema de la educación de la segunda generación, en base a mi experiencia.

Para un residente de cualquier país, la identidad nacional es trasmitida en el idioma local. En cambio, para los que no están viviendo en su país de origen, es evidente que no es posible esa identificación sin tener ningún conflicto existencial, dependiendo de la capacidad personal de cada individuo.  Es por eso que enseñarles japonés usando los textos que se usan allá no es lo ideal, y hasta contradictorio.
El idioma expresa pensamientos, que luego se convierte en voz, pero si decimos “mariposa” es muy posible que no se pueda formar una imagen. Recientemente, hay muchas personas que hablan imitando el idioma japonés, pero no se puede decir que lo entienden. Ese no es el objetivo de la enseñanza del idioma, pero lamentablemente se está convirtiendo en eso.
Por otro lado, hay personas que piensan que como japoneses es necesario cultivar los valores culturales, pero si viven en el Perú no es necesario enseñarles el idioma Japonés, los niseis debería ir a una escuela local; en las escuelas japonesas solo deberían enseñar los valores de la cultura japonesa. Yo creo que esta es una gran equivocación, es como afirmar que el ser humano es solo alma sin cuerpo.
Los valores de una cultura se transmiten a través del idioma. Por ejemplo, si queremos escenificar los “41 ronin” o “Byakkotai”, es casi imposible transmitir la nobleza de los personajes en el idioma occidental. Por más traducción, palabra por palabra “Nippon”, “Samurai”, “Harakiri”, etc; sería una escenificación sin espíritu, es por eso que si deseamos realmente transmitir los valores un país, tenemos que hacerlo en ese idioma.

Ya ha pasado más de 3 décadas sus respectivos inviernos, y el objetivo con el que vinimos se ha ido diluyendo; para muchos la presión ha ido desapareciendo, viviendo más tranquilos. Lamentablemente, hay muchos que piensan que ya no es necesario enseñar a nuestros hijos el idioma Japonés, ya que no pensamos regresar. Con mayor razón, si pensamos residir en este país, tenemos que educar a nuestros hijos a hablar nuestra lengua materna. El idioma es la única arma en tiempos de paz. Es obvio que enseñarles a nuestros hijos nuestro idioma será de una gran ayuda, no solo para ellos, sino para la colonia Japonesa que ansiamos desarrollar. En el caso de Manchuria, hasta los niños entonan el himno nacional. Recientemente, Noruega y Suecia se independizaron por diferencia en el idioma, que se convirtió finalmente en un gran conflicto. Hoy en día, queremos que progrese la Colonia de Punizas, y que sirva como ejemplo de la Industria Japonesa, para ello, es necesario la difusión detallada del idioma japonés, además de tomar el liderazgo, mostrando nuestro orgullo. Rousseau dijo “Para aprender dos idiomas al mismo tiempo, es necesario comparar ambos pensamientos”. Pero al comparar el idioma español y el japonés, existe una diferencia abismal, es por eso que sería razonable enseñarles como base el idioma Japonés, y después continuar con el idioma Español.
En Enero del año pasado (Showa 10-1,935), el diario Japonés Lima Nippo publicó la encuesta “¿Residencia permanente? ¿Regreso a Japón? Educación de los niseis” que realizó con sus respetados lectores.
De 10 personas entrevistadas, hubieron 10 diferentes opiniones, tales como “Ya decidimos residir en el Perú, y no regresar, y estamos preparándonos para considerar estas arenales en nuestro hogar”, “No pensamos residir permanentemente en este país, dependiendo de las circunstancias”, “Quisiera educar a nuestros hijos en Japón”, “Trabajar aquí mientras se pueda, y luego regresar al Japón a pasar nuestra vejez”, “Estudiar la primaria en Perú, la secundaria en Japón”, etc.
¿Cómo terminará todo esto? Todavía tenemos un largo camino por recorrer para lograr nuestros objetivos. Estamos ante un problema muy importante que no debemos dejar de lado, autoridades, especialistas y padres. Si no queremos cometer ningún error en la educación de nuestros hijos, tenemos que considerar esto como un problema de alta prioridad.



Muchas gracias por tomarse la molestia de leerme.
RR


domingo, 3 de junio de 2012

Déjà vu II

Déjàvu (/deʒa vy/en francés ‘ya visto’) o paramnesia es la experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación nueva.




Fecha: 24 de Junio de 1,986
Lugar: Lima – Perú
Hoy es el Día del Campesino. Medio día feriado. Terminando las clases de la universidad, tenemos prácticas de artes marciales. Durante las prácticas, bloqueé mal una patada, y el dedo meñique de la mano derecha se inflama; se pone del grosor del dedo pulgar. De regreso a mi casa, me encuentra en la línea 23 con un amigo que en ese entonces estudiaba medicina, y me dice que parece que es fractura de un hueso, y que mejor  vaya a ver un doctor. Llego a mi casa alrededor de las 2 de la tarde, almuerzo, y decido ir al Hospital de Emergencias Casimiro Ulloa. Voy a informaciones y espero mi turno.
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Fecha: 24 de Marzo de 2,012
Lugar: Yokohama – Japón
Practiqué artes marciales en el último horario del día. Al regresar a casa, y después de ducharme, siento que mi mano izquierda está un poco inflamada. Me pongo una crema y me voy a dormir. Al día siguiente, domingo, la hinchazón no ha bajado, y decido ir al hospital el lunes.
Voy a un pequeño hospital cerca de casa, y espero mi turno
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La espera es larga. Siendo un hospital de emergencias, las pacientes que llegan en ambulancia tienen prioridad sobre los que llegamos por propios medios. Primero llega en ambulancia un joven de unos 25 años que jugando fútbol se había fracturado la tibia y es bajado en una camilla. El hueso fracturado se notaba claramente, a tal punto que parecía que estaba por salir atravesando los músculos, y sobre todo, el gesto del dolor del muchacho era más que evidente.
Luego llega una señora de unos 70 años que había sido atropellada. La bajan de la ambulancia y la suben a una silla de ruedas. Tenía rasguños por toda la cara, y la sangre seguía saliendo. El conductor que la había atropellado también estaba con ella. La señora y el chofer esperaban afuera de la sala de emergencias, y al rato llega un policía, quien empieza a interrogar al chofer. Pregunta si ya pasó el dosaje etílico. El chofer niega y dice que ha venido para eso, pero que fue la señora que salto delante del carro. El policía se hace el que no escucha y lo lleva al dosaje etílico. La señora quien está en la silla de rueda delante mío empieza a murmurar, “ya no quiero vivir, me quiero morir…”, y dice otras cosas más que no logro entender.
El tercero en llegar es un borracho de unos treinta años a quien le chorrea sangre de la cabeza, chorrea queda corto. La sangre brotaba como petróleo. Con un pañuelo que es difícil reconocer de qué color es, trataba de parar la sangre, agarrándose la cabeza. Atrás viene un grupo de amigos del herido, y se quedan de pie (ya que no hay ninguna silla disponible) alrededor del herido. Por la excitación del grupo y el olor a alcohol, era fácil de adivinar que estuvieron metidos en una bronca. Al llevar el policía de turno (el mismo que llevó al dosaje etílico al chofer mencionando anteriormente), el grupo empieza con las declaraciones, que más parecía un reclamo sindical, todos hablaban al mismo tiempo, exaltados, hasta que el policía tuvo que poner orden. La víctima había sido golpeada por su agresor con una botella.
Después me llegaría mi turno.
Entro a la sala de emergencias, el olor a desinfectante era insoportable, pero al ver la montaña de gasa con sangre encima de un pequeño tacho de basura casi vomito. Felizmente pude aguantar el huaico, y seguir con las preguntas del doctor. Me pide que vaya a tomarme una radiografía, me da un papel, y salgo hacia otro piso, donde está la sala de Rayos X. Entro a la sala, me siento, y la persona que toma las radiografías acomoda una especie de bazooka  encima de mi mano derecha. Me pide que no me mueva y sale del cuarto. Escucho un sonido extraño que me hizo sobresaltar, y estuve a punto de mover mi mano; un sonido parecido a un freno en seco de un camión en movimiento. Entra nuevamente, pone mi mano en otra posición, y toma otra radiografía. Otro camión que frena en seco. Me piden que espere 30 minutos por las radiografías. Espero menos de 30 minutos, y me dicen que la radiografía ya ha sido enviada a la sala de emergencias.
Regreso nuevamente al primer piso donde está la sala de emergencias, y para mi sorpresa, ya no había nadie en la sala esperando, veo mi reloj, y ya eran las 9 de la noche. Entonces me atrevo a entrar a la sala de emergencias sin permiso, y el doctor ya estaba examinando mis radiografías.
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Espero sólo unos 5 minutos, y paso al consultorio del traumatólogo quien empieza con las preguntas del caso. Me pide que vaya a tomarme las radiografías del caso. Entro a la sala de Rayos X, esta vez ya no es una bazooka, la persona que toma las radiografías solo direcciona una luz a la zona afectada, me pide que no me mueva y sale del cuarto. A los 5 segundos regresa, y acomoda mi mano en otra posición, me pide que no me mueva y sale del cuarto. Vuelve a regresar a los 5 segundos, y vuelve a acomodar mi mano en otra posición. En total, toma 4 radiografías. Me dice que terminó y que vaya a esperar fuera del consultorio del traumatólogo. Apenas tomo asiento, la enfermera me llama, y entro al consultorio, donde el doctor ya estaba examinado mis radiografías.
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El doctor me dice que tengo una fractura en la 1ra falange del meñique. Agrega que el hueso no se ha movido, y que me tiene que enyesar la mano por un mes. Me da una receta, y me pide que vaya a comprar vendas con yeso en la farmacia del hospital. Voy a comprar las vendas, y cuando regreso, ya estaba preparada una batea con agua. Empieza mojando la venda, y proceda a envolver mi mano, dedos, muñeca con la venda. Cuando termina de vendarme, procede a moldear el yeso, y me pide que espere afuera unos 30 minutos. Al cabo de 30 minutos, me llaman de nuevo, entro a la sala de emergencias, y me dice que vuelva dentro de un mes para sacarme el yeso.
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El doctor me enseña la primera radiografía, que aparecía en la pantalla de la computadora:


-   Aparentemente, no tienes nada. Mira la radiografía, ves algún hueso fracturado?
-   No, parece todo normal.
-   Así es, “parece” todo normal.
-   Entonces, ¿no tengo nada? (Sentí un gran alivio dentro de mí)
-   Espera un momento. Veamos la próxima radiografía




-     Aquí se ve claramente la fractura.
-     Mmhhh, ya lo veo (el sentimiento de alivio solo duró unos segundos)
-     Lamentablemente, te tenemos que enviar a otro hospital especialista en este tipo de fractura.
-     Por qué?
-     Nosotros no somos especialistas en huesos pequeños. Un especialista de huesos pequeños decide si es mejor operar, o solamente enyesando es posible curar. Pero no te preocupes, te vamos a recomendar un buen hospital.


El doctor me nombró unos 5 hospitales de los cuales sólo conocía uno. Lamentablemente, ese único hospital que conocía no atendía los lunes, y tendría que ir al día siguiente. Así que opté por ir a otro hospital, más lejos pero que atendían todos los días.
Llego al nuevo hospital, y se vuelve a repetir el mismo proceso. Sacar tarjeta de seguro, llenar papeles, escribir lo mismo que en el hospital anterior: ¿está embarazada? ¿Es alérgico a algo? ¿Está tomando alguna medicina actualmente? Entro al consultorio del doctor, y de inmediato a la sala de Rayos X. Después de unas 4 o 5 radiografías, que no hacen ningún sonido, salgo de la sala, y ya me están llamando desde el otro lado del corredor. Entro al consultorio del doctor, y me dice:-      

-   Tienes 2 opciones, la primera es operar, la segunda, que te pongamos un soporte por un mes.

-   ¿Cual toma más tiempo?

-   Igual. En realidad son 2 operaciones, en la primera, abrimos, fijamos los huesos con unos accesorios metálicos, y cerramos. En la segunda, retiramos los accesorios metálicos. Para operarte, te operaríamos la próxima semana, y hay que esperar más o menos 3 semanas.
-   Y si no me opero?
-   Entonces, tienes que tener el soporte por 1 mes, tendrías que venir una vez por semana para ver como se van juntando los huesos, y si hay algún problema, podemos operarte. Yo te recomiendo que empecemos con el soporte. Si operamos, te tendremos que poner anestesia en las 2 operaciones. Si los huesos se llegan a pegar naturalmente, el hueso por lo general se encoge unos 2 milímetros. (mientras señala la radiografía) Come ves, esta parte está superpuesta, y es ese pedazo , 1 o 2 milímetros, que se acorta el hueso. Pero nadie tiene problemas por tener un dedo más corto que el otro, ni siquiera el brazo; pero si fuera la pierna, si hay que operar. ¿Qué decides?
-   El soporte entonces.



Llama a la enfermera que trae una caja del cual sale una tela muy gruesa. El doctor corta la tela con una tijera grande y chequea que la medida sea la correcta. Luego moja la tela en un lavabo que hay cerca, y proceda a moldear la mojada tela encima de mi mano. Me explica que eso es una resina, y que tarda sólo unos minutos en endurecerse. La resina queda dura como un cartón, lo suficiente para que no pueda mover la mano. Luego, el doctor empieza a vendarme, para fijar la resina a mi mano. Cuando termina de vendarme, me dice que hay que tomar otras radiografías para confirmar que los huesos estén en posición correcta, así que me pide que vaya nuevamente a la sala de Rayos X, y me toman otras 3 radiografías. Regreso al consultorio, y vuelvo a espera a que me llamen. Luego de esperar 10 minutos, vuelvo a entrar al consultorio del traumatólogo. Me dice que no hay ningún problema y que regrese en una semana para ver como avanzo.
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Un mes pasó volando, sobretodo que fines de Junio y principios Julio eran los exámenes finales en la universidad; felizmente no me jalaron en ningún curso. Al mes fui al hospital de emergencias, hice la cola respectiva y después de esperar unos 20 minutos, me llamaron. Entre a la sala, y volví a sentir el mismo olor nauseabundo de desinfectante. El doctor de turno vio la ficha, y cogió una herramienta que nunca había visto hasta ese entonces; una especie de alicate-tijera de tamaño descomunal. El doctor advirtió que no me moviera, y empezó a cortar el yeso a una velocidad impresionante; en 5 segundos había terminado. El olor que salia desde dentro del yeso también era nauseabundo, solo que al ser olor propio, no es molesto, como el pedo propio. Me pregunta si puedo mover los dedos, hago la prueba, se mueven torpemente, pero se mueven. Pregunta si tengo algún dolor, y nuevo la cabeza negando. Vas a volver a tener el mismo movimiento de antes, poco a poco, me dice el doctor, y empieza a llamar al siguiente paciente. Ni tuve tiempo de darles las gracias.
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Regreso el martes por la mañana de la semana siguiente, tal y como el doctor me instruyó. Pongo la tarjeta magnética del hospital en el aparato que está en la entrada, selecciono “traumatología”, sale un ticket con un número, y en la pantalla me sale un mensaje que presente el ticket en la ventanilla 1. Deposito el ticket en la bandeja de la ventanilla 1 y me siento a esperar. Casi todos los asientos están ocupados de ancianos. Empiezan a llamar desde la ventanilla 1. La mayoría de los ancianos se paran y caminan con dificultad. Algo común que se ve en los hospitales en Japón, son la cantidad de ancianos. No quiero vivir tanto pienso dentro de mí, con conocer a mis nietos es suficiente. Me llaman de la ventanilla 1, y me dicen que vaya a la sala de radiografía. Entro a la sala, me sacan la venda y el soporte. Que alivio tener el la mano libre después de una semana. Me toman 3 radiografías en 1 minuto, me entregan la venda y el soporte, y me dicen que vaya a esperar al frente de la ventanilla 1. Veo un aviso que el uso de celulares está permitido para enviar mails. Saco mi celular y escribo un par de mails. Pasan 5 minutos y me llaman al consultorio. Entro al consultorio, el doctor revisa la radiografía, y me dice que todo está normal, y que dentro de un mes, el hueso debe de estar unido nuevamente. Vuelve a vendarme con el soporte, y me dice que en lo posible, no me lo quite, pero de vez en cuando puedo lavarme la mano sin hacer ningún esfuerzo. Eso me hizo recordar al olor que sentí cuando me quitaron el yeso hace 26 años.
Voy al hospital una vez por semana las siguiente 3 semanas, y siempre la misma rutina. Meter la tarjeta, sacar el ticket, ir a la ventanilla 1, luego a que me saquen la radiografía, y al consultorio del doctor. A la cuarta consulta, me dice que el hueso no está pegado del todo, y que todavía no puedo hacer ningún esfuerzo, y que la operación no fue necesaria. Me pide que vuelva en 2 semanas.
Regreso en 2 semanas a repetir lo mismo; ya no necesito el soporte y la venda. Esta vez, me pide que vuelva dentro de un mes. Regreso dentro de un mes, y el doctor me dice que ya no necesito ir más, pero que me tomará unos meses en recuperar totalmente el movimiento de la mano.
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Hace 26 años, sólo 2 radiografías, esta vez, unas 30.
Hace 26 años, 2 visitas al hospital, esta vez 7 u 8, ya perdí la cuenta.
Hace 26 años, el costo del hospital de emergencia fue mínimo. Esta vez, he hecho los trámites para que el seguro deportivo cubra los gastos.
Hace 26 años, la sala de espera del hospital de emergencias me pareció una experiencia única. Esta vez, la espera fue aburrida.

Muchas gracias por tomarse la molestia de leerme.

RR