jueves, 30 de agosto de 2012

A quien tenerle miedo


Estamos escuchando últimamente muchas noticias de problemas limítrofes entre Japón y sus países vecinos, China y Corea. Estos incidentes me hacen recordar un viaje que hice a China en el año 2,007.


Corría el mes de octubre de 2,007. Había sido enviado por trabajo a China, a la ciudad de Shenzhen; zona industrial conocida por la concentración de fábricas de origen extranjero. Esta ciudad está al lado de Hong Kong, y la mayoría de la producción de Shenzhen es exportada a través de los puertos de este. Esta vez, tenía que supervisar las pruebas de fábrica de unos equipos que la compañía para quien trabajaba había adquirido recientemente. La fábrica era de una empresa norteamericana, quienes producían en China para exportar hacia otros países de la región. Estábamos en el pico de la burbuja inmobiliaria americana, y nadie se imaginaba en ese entonces que una compañía de la envergadura de Lehman Brothers podía ir a la bancarrota, todas las empresas invertían a diestra y siniestra, mientras reinaba la paz en la región.
Estuve esperando en el lobby del hotel a que me recogieran representantes de la fábrica, cuando veo aparecer a un joven de unos 23 años, con la apariencia de haberse recién graduado de la universidad (al que llamaré “el pata”), con un cartel en la mano y mi nombre escrito en el. Me acerco hacia él, y le digo en inglés que yo soy la persona que busca:
-     Good morning. I´m the person you are looking for (Buenos días. Yo soy la persona que está buscando)
-     Really? You look like Japanese and this name is not Japanese (De verdad? Tu pareces japonés, y este nombre no es japonés) – señalando mi nombre en el cartel que llevaba.
-     Yes, my name is not Japanese but I´m Japanese (Sí, mi nombre no es japonés, pero yo sí soy japonés).
-     I really hate the Japaneses. Let´s go to the factory then (Yo odio a los japoneses. Vamos a la fábrica).

Me quedé sorprendido. No estaba seguro si había escuchado bien, o si, mi inglés estaba fallando. Lo vi salir del lobby del hotel, y esperar en la zona donde se detienen los autos para dejar o subir pasajeros. No me quedó otro alternativa que seguirlo e ir con él a la fábrica. Subimos al auto, el pata se sentó en el asiento del copiloto, y yo me senté en el asiento posterior. Me explicó brevemente el programa del día, a qué hora empezaban las pruebas, etc. Luego continuó con la conversación previa:
-      ¿Sabes por qué odio a los japoneses?
-        No. ¿Por qué?
-      ¿Tú no sabes lo que Uds. nos hicieron en la guerra?
-      No. Yo no te hice nada porque eso pasó hace más de 60 años, y no creo que mi abuelo te haya hecho algo porque él no fue a la guerra. ¿Y tú como sabes que hicieron los japoneses hace 60 años atrás?
-      Porque lo he visto en documentales sobre la guerra en la televisión, mataron, violaron…

Vi en sus ojos una expresión de cólera; pensé en saltar del auto en ese momento pero el auto corría a más de 120Km/h por la autopista; si sobrevivía al salto, el auto que venía por detrás me chancaría, así que desistí de ser Tom Cruise al estilo Misión Imposible. Bueno, si se trataba de pelear, me sentía mucho mejor preparado que él. Entonces, decidí seguir la conversación.
-          ¿En la televisión?
-          Si, casi todos los días pasan esos documentales.
-          ¿Y tú crees todo lo que ves en la televisión?
-          Claro.
-          Bueno, yo no creo todo lo que veo. En la televisión, yo veo que en los parques de China se reúnen los ancianos a practicar Tai-chi…
-          Sí, eso es verdad.
-          Y cuando uno de esos ancianos te tocan, sales volando….
-          (cambiando radicalmente su expresión) Jajaja, eso es mentira
-          Ah…pero eso es lo que yo veo en la televisión
-          ¿De verdad?
-          Por supuesto. Yo te iba a preguntar donde se puede ver eso, pero si es mentira…
-          Jajaja, ni que los Chinos fuéramos como Superman.


A los pocos minutos llegamos a la fábrica. Al menos, había sobrevivido los primeros 40 minutos con el pata. Con sólo pensar que estaría cerca mío todo el día, me daban ganas de regresar al aeropuerto y tomar el primer avión de regreso. El pata desapareció durante el día, y pensé que iba a tener la suerte de no verlo más. Al terminar el día, firmamos todos los documentos de conformidad de las pruebas, el producto había pasado todos los requerimientos. Nos despedimos de los encargados, y me llevaron hasta la puerta para abordar el auto que me había traído. Sorpresa, allí estaba el pata, en el asiento del copiloto.

El pata me dice que su empresa lleva a sus invitados a cenar, y que aunque él no quiera, me va a llevar:

-     Bueno, mi empresa te invita a comer, no yo. ¿Que comida prefieres?
-    Gracias por tu amabilidad (ya estaba aprendiendo a ser diplomático), me gustaría probar algo de comida local.
-    Bueno, te voy a llevar a un buen restaurant.
-    
Comimos, tomamos, y conversamos sobre bastantes temas, pero yo tenía que sacarme el clavo. El pata ya estaba medio tomado cuando le pregunté:

-     Se nota que quieres a tu país, ¿que haces trabajando para una empresa extranjera?
-    Lo que pasa es que mi sueño era trabajar para el Gobierno, en un ministerio, u otra entidad pública.
-    Todavía eres joven, así que no pierdas las esperanzas.
-    Jajaja, para entrar a trabajar en el Gobierno, tienes que tener “vara”, un padrino, alguien que te presente, y ya está.
-    ¿Y no conoces a nadie?
-    Por supuesto que no. Si no, no estuviera aquí contigo.
-    Mmhhh... que pena... tu propio Gobierno destruyó tu sueño...
-     
Cuando el pata escuchó eso, se quedó inmóvil clavando los ojos en el piso. No se cuanto tiempo pasó, tal vez más de un minuto. En ese lapso, imaginé lo peor, pensé que iba a agarrarme a golpes, o que iba a sacar un cuchillo para matarme – ya me estaba preparando mentalmente, por primera vez podría hacer uso de mis conocimientos de artes marciales. Levantó la cabeza y me dijo sonriendo:

-   Me está empezando a gustar los japoneses.
-  

Si el pata supiera que yo no soy 100% japonés ni 100% extranjero, y que estoy con Dios y con el Diablo. El pata fue sólo uno de los 5 o 6 chinos con los que tuve contacto en ese viaje; me imagino que deben de haber muchos más como él, idiotizados con la televisión y los otros medios de comunicación controlados. Como me decían de chico: "Hay que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos".


Muchas gracias por tomarse la molestia de leerme.

RR

miércoles, 8 de agosto de 2012

¿Quo Vadis Japón?


Navegando virtualmente, me perdí en la página web del Ministerio del Interior del Japón, quien publica regularmente las últimas estadísticas. Se puede encontrar información actualizada de la población, sueldos, impuestos, salud, etc.

En este link encontré información sobre la población del Japón, actualizada a Diciembre de 2,011. Preparé el gráfico que aparece abajo. Salta a la vista el “pico” de personas entre 60 y 64 años, los llamados “baby-boomers” que nacieron después de terminar la guerra, entre 1,947 y 1,951.



 La burbuja económica japonesa estalló en 1,990, cuando los “baby-boomers” tenían entre 39 y 43 años de edad. Aparentemente, esto no es mera casualidad. Es “vox populi” que el gasto que tiene una persona llega a su pico precisamente entre los 40 y 50 años de edad. Los hijos llegan a la edad que ocasionan mayor desembolso económico en el colegio, academias, universidad, etc. En el caso particular del Japón, la gran mayoría asiste a universidades fuera de su ciudad, teniendo que alquilarse un cuarto, comprar lo mínimo indispensable para vivir solos cerca de la universidad.

Es posible también pensar que la generación de 60 a 64 años de hoy, son los padres de la generación de 35 a 44 años, el siguiente pico después de los baby-boomers; pero también observamos que el grupo de 15 a 19 años – quienes serían los hijos del grupo de 35 a 44 años, no destaca en número; después de la gran burbuja que finalizó en 1,990 – hace 22 años, el número de nacimientos por matrimonio ha decaído, y ha seguido cayendo.

¿Y cuando viene la siguiente burbuja? Se podría pensar que cuando el grupo entre 35 y 44 años, el segundo grupo en cantidad, en 5 años llegue a su pico en gasto económico, haya otra mini-burbuja. Lamentablemente este grupo, no tiene carga familiar ni descendencia a quien enviar a la universidad, etc. por lo que no se espera que haya un incremento considerable del consumo interno. Ojalá me equivoque.

Muchos economistas y demógrafos reclaman la autoría de esta teoría como Harry Dent, quién se dijo predijo la burbuja inmobiliaria Americana entre 2,004 a 2,007.

Muchas gracias por tomarse la molestia de leernos.
RR