Fecha: 24 de Junio de 1,986
Lugar: Lima – Perú
Hoy es el Día del Campesino. Medio día
feriado. Terminando las clases de la universidad, tenemos prácticas de artes
marciales. Durante las prácticas, bloqueé mal una patada, y el dedo meñique de
la mano derecha se inflama; se pone del grosor del dedo pulgar. De regreso a mi
casa, me encuentra en la línea 23 con un amigo que en ese entonces estudiaba
medicina, y me dice que parece que es fractura de un hueso, y que mejor vaya a ver un doctor. Llego a mi casa
alrededor de las 2 de la tarde, almuerzo, y decido ir al Hospital de
Emergencias Casimiro Ulloa. Voy a informaciones y espero mi turno.
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Fecha: 24 de Marzo de 2,012
Lugar: Yokohama – Japón
Practiqué artes marciales en el último horario del día. Al regresar a casa,
y después de ducharme, siento que mi mano izquierda está un poco inflamada. Me
pongo una crema y me voy a dormir. Al día siguiente, domingo, la hinchazón no
ha bajado, y decido ir al hospital el lunes.
Voy a un pequeño hospital cerca de casa, y espero mi turno
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La espera es larga. Siendo un hospital de emergencias, las pacientes que
llegan en ambulancia tienen prioridad sobre los que llegamos por propios
medios. Primero llega en ambulancia un joven de unos 25 años que jugando fútbol
se había fracturado la tibia y es bajado en una camilla. El hueso fracturado se
notaba claramente, a tal punto que parecía que estaba por salir atravesando los
músculos, y sobre todo, el gesto del dolor del muchacho era más que evidente.
Luego llega una señora de unos 70 años que había sido atropellada. La bajan
de la ambulancia y la suben a una silla de ruedas. Tenía rasguños por toda la
cara, y la sangre seguía saliendo. El conductor que la había atropellado
también estaba con ella. La señora y el chofer esperaban afuera de la sala de
emergencias, y al rato llega un policía, quien empieza a interrogar al chofer.
Pregunta si ya pasó el dosaje etílico. El chofer niega y dice que ha venido
para eso, pero que fue la señora que salto delante del carro. El policía se
hace el que no escucha y lo lleva al dosaje etílico. La señora quien está en la
silla de rueda delante mío empieza a murmurar, “ya no quiero vivir, me quiero
morir…”, y dice otras cosas más que no logro entender.
El tercero en llegar es un borracho de unos treinta años a quien le chorrea
sangre de la cabeza, chorrea queda corto. La sangre brotaba como petróleo. Con
un pañuelo que es difícil reconocer de qué color es, trataba de parar la
sangre, agarrándose la cabeza. Atrás viene un grupo de amigos del herido, y se
quedan de pie (ya que no hay ninguna silla disponible) alrededor del herido. Por
la excitación del grupo y el olor a alcohol, era fácil de adivinar que estuvieron
metidos en una bronca. Al llevar el policía de turno (el mismo que llevó al
dosaje etílico al chofer mencionando anteriormente), el grupo empieza con las
declaraciones, que más parecía un reclamo sindical, todos hablaban al mismo
tiempo, exaltados, hasta que el policía tuvo que poner orden. La víctima había
sido golpeada por su agresor con una botella.
Después me llegaría mi turno.
Entro a la sala de emergencias, el olor a desinfectante era insoportable,
pero al ver la montaña de gasa con sangre encima de un pequeño tacho de basura
casi vomito. Felizmente pude aguantar el huaico, y seguir con las preguntas del
doctor. Me pide que vaya a tomarme una radiografía, me da un papel, y salgo
hacia otro piso, donde está la sala de Rayos X. Entro a la sala, me siento, y
la persona que toma las radiografías acomoda una especie de bazooka encima de mi mano derecha. Me pide que no me
mueva y sale del cuarto. Escucho un sonido extraño que me hizo sobresaltar, y
estuve a punto de mover mi mano; un sonido parecido a un freno en seco de un
camión en movimiento. Entra nuevamente, pone mi mano en otra posición, y toma
otra radiografía. Otro camión que frena en seco. Me piden que espere 30 minutos
por las radiografías. Espero menos de 30 minutos, y me dicen que la radiografía
ya ha sido enviada a la sala de emergencias.
Regreso nuevamente al primer piso donde está la sala de emergencias, y para
mi sorpresa, ya no había nadie en la sala esperando, veo mi reloj, y ya eran
las 9 de la noche. Entonces me atrevo a entrar a la sala de emergencias sin
permiso, y el doctor ya estaba examinando mis radiografías.
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Espero sólo unos 5 minutos, y paso al consultorio del traumatólogo quien
empieza con las preguntas del caso. Me pide que vaya a tomarme las radiografías
del caso. Entro a la sala de Rayos X, esta vez ya no es una bazooka, la persona
que toma las radiografías solo direcciona una luz a la zona afectada, me pide
que no me mueva y sale del cuarto. A los 5 segundos regresa, y acomoda mi mano
en otra posición, me pide que no me mueva y sale del cuarto. Vuelve a regresar
a los 5 segundos, y vuelve a acomodar mi mano en otra posición. En total, toma
4 radiografías. Me dice que terminó y que vaya a esperar fuera del consultorio
del traumatólogo. Apenas tomo asiento, la enfermera me llama, y entro al
consultorio, donde el doctor ya estaba examinado mis radiografías.
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El doctor me dice que tengo una fractura en la 1ra falange del meñique.
Agrega que el hueso no se ha movido, y que me tiene que enyesar la mano por un
mes. Me da una receta, y me pide que vaya a comprar vendas con yeso en la
farmacia del hospital. Voy a comprar las vendas, y cuando regreso, ya estaba
preparada una batea con agua. Empieza mojando la venda, y proceda a envolver mi
mano, dedos, muñeca con la venda. Cuando termina de vendarme, procede a moldear
el yeso, y me pide que espere afuera unos 30 minutos. Al cabo de 30 minutos, me
llaman de nuevo, entro a la sala de emergencias, y me dice que vuelva dentro de
un mes para sacarme el yeso.
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El doctor me enseña la primera radiografía, que aparecía en la pantalla de
la computadora:
- Aparentemente, no tienes nada. Mira la radiografía,
ves algún hueso fracturado?
- No, parece todo normal.
- Así es, “parece” todo normal.
- Entonces, ¿no tengo nada? (Sentí un gran alivio dentro
de mí)
- Espera un momento. Veamos la próxima radiografía
- Aquí se ve claramente la fractura.
- Mmhhh, ya lo veo (el sentimiento de alivio solo duró
unos segundos)
- Lamentablemente, te tenemos que enviar a otro hospital
especialista en este tipo de fractura.
- Por qué?
- Nosotros no somos especialistas en huesos pequeños. Un
especialista de huesos pequeños decide si es mejor operar, o solamente
enyesando es posible curar. Pero no te preocupes, te vamos a recomendar un buen
hospital.
El doctor me nombró unos 5 hospitales de los cuales sólo conocía uno. Lamentablemente, ese único hospital que conocía no atendía los lunes, y tendría que ir al día siguiente. Así que opté por ir a otro hospital, más lejos pero que atendían todos los días.
Llego al nuevo hospital, y se vuelve a repetir el mismo proceso. Sacar
tarjeta de seguro, llenar papeles, escribir lo mismo que en el hospital
anterior: ¿está embarazada? ¿Es alérgico a algo? ¿Está tomando alguna medicina
actualmente? Entro al consultorio del doctor, y de inmediato a la sala de Rayos
X. Después de unas 4 o 5 radiografías, que no hacen ningún sonido, salgo de la
sala, y ya me están llamando desde el otro lado del corredor. Entro al
consultorio del doctor, y me dice:-
- Tienes 2 opciones, la primera es operar, la segunda,
que te pongamos un soporte por un mes.
- ¿Cual toma más tiempo?
- Igual. En realidad son 2 operaciones, en la primera,
abrimos, fijamos los huesos con unos accesorios metálicos, y cerramos. En la
segunda, retiramos los accesorios metálicos. Para operarte, te operaríamos la
próxima semana, y hay que esperar más o menos 3 semanas.
- Y si no me opero?
- Entonces, tienes que tener el soporte por 1 mes,
tendrías que venir una vez por semana para ver como se van juntando los huesos,
y si hay algún problema, podemos operarte. Yo te recomiendo que empecemos con
el soporte. Si operamos, te tendremos que poner anestesia en las 2 operaciones.
Si los huesos se llegan a pegar naturalmente, el hueso por lo general se encoge
unos 2 milímetros. (mientras señala la radiografía) Come ves, esta parte está
superpuesta, y es ese pedazo , 1 o 2 milímetros, que se acorta el hueso. Pero
nadie tiene problemas por tener un dedo más corto que el otro, ni siquiera el
brazo; pero si fuera la pierna, si hay que operar. ¿Qué decides?
- El soporte entonces.
Llama a la enfermera que trae una caja del cual sale una tela muy gruesa. El doctor corta la tela con una tijera grande y chequea que la medida sea la correcta. Luego moja la tela en un lavabo que hay cerca, y proceda a moldear la mojada tela encima de mi mano. Me explica que eso es una resina, y que tarda sólo unos minutos en endurecerse. La resina queda dura como un cartón, lo suficiente para que no pueda mover la mano. Luego, el doctor empieza a vendarme, para fijar la resina a mi mano. Cuando termina de vendarme, me dice que hay que tomar otras radiografías para confirmar que los huesos estén en posición correcta, así que me pide que vaya nuevamente a la sala de Rayos X, y me toman otras 3 radiografías. Regreso al consultorio, y vuelvo a espera a que me llamen. Luego de esperar 10 minutos, vuelvo a entrar al consultorio del traumatólogo. Me dice que no hay ningún problema y que regrese en una semana para ver como avanzo.
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Un mes pasó volando, sobretodo que fines de Junio y principios
Julio eran los exámenes finales en la universidad; felizmente no me jalaron en
ningún curso. Al mes fui al hospital de emergencias, hice la cola respectiva y
después de esperar unos 20 minutos, me llamaron. Entre a la sala, y volví a sentir
el mismo olor nauseabundo de desinfectante. El doctor de turno vio la ficha, y
cogió una herramienta que nunca había visto hasta ese entonces; una especie de
alicate-tijera de tamaño descomunal. El doctor advirtió que no me moviera, y
empezó a cortar el yeso a una velocidad impresionante; en 5 segundos había
terminado. El olor que salia desde dentro del yeso también era nauseabundo,
solo que al ser olor propio, no es molesto, como el pedo propio. Me pregunta si
puedo mover los dedos, hago la prueba, se mueven torpemente, pero se mueven.
Pregunta si tengo algún dolor, y nuevo la cabeza negando. Vas a volver a tener
el mismo movimiento de antes, poco a poco, me dice el doctor, y empieza a
llamar al siguiente paciente. Ni tuve tiempo de darles las gracias.
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Regreso el martes por la mañana de la semana siguiente, tal y como el
doctor me instruyó. Pongo la tarjeta magnética del hospital en el aparato que
está en la entrada, selecciono “traumatología”, sale un ticket con un número, y
en la pantalla me sale un mensaje que presente el ticket en la ventanilla 1.
Deposito el ticket en la bandeja de la ventanilla 1 y me siento a esperar. Casi
todos los asientos están ocupados de ancianos. Empiezan a llamar desde la ventanilla
1. La mayoría de los ancianos se paran y caminan con dificultad. Algo común que
se ve en los hospitales en Japón, son la cantidad de ancianos. No quiero vivir
tanto pienso dentro de mí, con conocer a mis nietos es suficiente. Me llaman de
la ventanilla 1, y me dicen que vaya a la sala de radiografía. Entro a la sala,
me sacan la venda y el soporte. Que alivio tener el la mano libre después de
una semana. Me toman 3 radiografías en 1 minuto, me entregan la venda y el
soporte, y me dicen que vaya a esperar al frente de la ventanilla 1. Veo un
aviso que el uso de celulares está permitido para enviar mails. Saco mi celular
y escribo un par de mails. Pasan 5 minutos y me llaman al consultorio. Entro al
consultorio, el doctor revisa la radiografía, y me dice que todo está normal, y
que dentro de un mes, el hueso debe de estar unido nuevamente. Vuelve a
vendarme con el soporte, y me dice que en lo posible, no me lo quite, pero de
vez en cuando puedo lavarme la mano sin hacer ningún esfuerzo. Eso me hizo recordar
al olor que sentí cuando me quitaron el yeso hace 26 años.
Voy al hospital una vez por semana las siguiente 3 semanas, y siempre la
misma rutina. Meter la tarjeta, sacar el ticket, ir a la ventanilla 1, luego a
que me saquen la radiografía, y al consultorio del doctor. A la cuarta
consulta, me dice que el hueso no está pegado del todo, y que todavía no puedo
hacer ningún esfuerzo, y que la operación no fue necesaria. Me pide que vuelva
en 2 semanas.
Regreso en 2 semanas a repetir lo mismo; ya no necesito el soporte y la
venda. Esta vez, me pide que vuelva dentro de un mes. Regreso dentro de un mes,
y el doctor me dice que ya no necesito ir más, pero que me tomará unos meses en
recuperar totalmente el movimiento de la mano.
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Hace 26 años, sólo 2 radiografías, esta vez, unas 30.
Hace 26 años, 2 visitas al hospital, esta vez 7 u 8, ya perdí la cuenta.
Hace 26 años, el costo del hospital de emergencia fue mínimo. Esta vez, he
hecho los trámites para que el seguro deportivo cubra los gastos.
Hace 26 años, la sala de espera del hospital de emergencias me pareció una
experiencia única. Esta vez, la espera fue aburrida.
Muchas gracias por tomarse la molestia de leerme.
Muchas gracias por tomarse la molestia de leerme.
RR
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