Un reciente diálogo con
mi maestro de artes marciales (MA) y yo.
MA: Últimamente
no me has comentado nada. ¿En qué andas pensando?
YO: Eh.… justo
estaba pensando en preguntarle algo
MA: Pregunta con confianza
YO: Ya le había preguntado antes de
cómo podría MEJORAR o progresar más rápido, no sé si es impresión mía, pero
creo que hay algo que funciona
MA: ¿Y qué es eso?
YO: Desde hace unas semanas atrás, Ud. me ha pedido que le ayude haciendo los
ejercicios de calentamiento, o enseñando algunas técnicas a los principiantes
(en realidad dentro de mi pensaba: “Que flojo!, quiere que trabaje por él”)
MA: Así es. Entonces ya no quieres guiar los ejercicios de calentamiento ni
enseñar a los principiantes…
YO: No! Al contrario! Me he dado cuenta que cuando estoy delante de todos,
guiando los ejercicios, tengo que demostrar que soy bueno y puedo, así que cada
vez me siento más flexible, que puedo estirarme más, y cuando veo que otro
alumno puede hacerlo mejor que yo, yo que estoy al frente de todos, tengo que
mostrar lo mejor que puedo dar, así que en casa, también practico para no
quedar mal.
MA: Qué bueno que te hayas dado cuenta. Eso mismo pasa cuando hacemos
exhibiciones.
YO: ¿También?
MA: ¿Por qué
crees que aquí en Japón, casi todas las academias, de danza, música, etc. realizan
exhibiciones? ¿Para satisfacer el ego solamente? Me sorprende que no lo hayas
notado…
YO: La verdad que
no (dentro de mí, pensaba que era otra parte del negocio…)
MA: El ser humano
siempre tiene necesidad de ser reconocido. Al estar al frente de tantas
personas, ser visto mientras uno mismo está nervioso, y luego ser ovacionado,
aunque no creas, fortalece la autoestima y la confianza en sí mismo.
Muchas gracias por tomarse la molestia de leernos.
RR
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